ESPERO VUESTRA

OPINIÓN

 

mailto:cineparaiso2@gmail.com

 

 

 

UNA HABITACIÓN CON VISTAS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Aprovechando el éxito de Pasaje a la India, James Ivory emprendió una nueva adaptación de una novela de Edward Morgan Foster. Una habitación con vistas es ante todo la historia de una joven que despierta al mundo y que termina por asumir sus propios anhelos más íntimos, tras engañarse tanto a sí misma como a la sociedad que la rodea. Los planos de las estatuas que jalonan la Piazza della Signoria expresan esa turbación que Lucy empieza a sentir en su interior, preconizando tanto un sentimiento de violencia interior que padece o al ver una pelea en la plaza y se caen a continuación unas hojas al río.
Ese sentimiento tropieza con la opinión de su familia que condiciona los actos de Lucy. Como indica Vicente Molina Foix en El cine estilográfico, la elección del aria O mio babbino caro sugiere, en efecto, que una damisela debe pedir permiso a su querido papaíto para poderse casar. Algo que, en su fuero interno, Lucy no puede aceptar y que le hará experimentar un proceso hacia la madurez obligándose a tomar sus propias decisiones vitales. Para narrar dicha transformación, Ivory y su equipo dotó a la película un cierto aire de "pieza de cámara", alambicada, cuya estructura va atrapando a unos personajes replegados sobre sí mismos y que solo alcanzan algo de felicidad cuando se encuentra en la naturaleza: en ella Lucy y George se besan por primera vez; George y el hermano de Lucy, Freddy, juegan desnudos en un lago de manera jovial.


Una habitación con vistas, rodada con muy poco presupuesto, se convirtió en la película más rentable de un James Ivory que aprovechó la novela de Forster para tratar uno de sus temas más queridos: la confrontación de culturas opuestas.

 

Lucy es una joven hermosa y apasionada bajo la apariencia de la esmerada educación inglesa. Su espíritu inquieto la induce a emprender un viaje a Italia, en el cual la acompaña su prima Charlotte Bartlett, una mujer mayor. En Florencia, se hospedan en una pensión en la cual conocen a otras personas inglesas, con las cuales hacen amistad. Entre ellos están el señor Emerson y su hijo George, dos hombres interesantes, extravagantes y espontáneos. En encuentros por la ciudad y en el campo, George se enamora inmediatamente de Lucy y hace nacer el mismo sentimiento en ella, pero Lucy, que sabe guardar mucho mejor las apariencias que George y además se siente confusa, se niega a sí misma sus sentimientos y decide ignorar al joven. Después vuelven a Inglaterra y la vida sigue su curso mientras Lucy trata de olvidar a George y el destino y las "casualidades" entran en juego. Abrumadora fotografía que se recrea en las vistas de Florencia, en los paisajes naturales, en los cuidados ambientes de las casas, en retratar las reacciones cotidianas de las personas y sus peculiaridades. Tremenda e impactante la escena de la pelea, magnífica y absolutamente desinhibida la escena del baño y también están llenas de poético encanto todas las escenas en las que aparecen George y Lucy. Única la manera elocuente de expresar el amor con miradas y gestos y utilizando sólo las palabras más imprescindibles y directas. Elegante el recurso empleado en la transición entre las escenas, que recuerda al cine mudo. También bella música, con temas interpretados al piano para completar la atmósfera cargada de pasión. Y, desde luego, destacable la actuación de Julian Sands como excéntrico enamorado, la de Helena Bonham Carter como jovencita que se debate entre su refinada educación y su carácter fogoso, y la de Maggie Smith como prima algo entrometida e indiscreta, pero muy entrañable. Los demás muy convincentes y Daniel Day-Lewis borda su papel de caballero elegante y estirado. Un pintoresco melodrama romántico de época de exquisita factura y más que agradable visionado. Hermosa y elegante adaptación de E.M.Forster que narra los avatares sentimentales de una reprimida joven inglesa, en la exuberante campiña italiana, donde entrará por primera vez en contacto con el deseo, el amor y la sensualidad. Con aires de comedia costumbrista y pinceladas de clásico drama inglés, la película discurre tal y como transcurren los amores de los protagonistas, que se dedican a dar paseos románticos por las praderas inundadas de flores.

 

 

 

 

Todo es delicioso y placentero de ver, desde la fotografía hasta el desarrollo del romance y se tiene ocasión de disfrutar del talento de un reparto estelar, desde la citada Helena Bonham Carter hasta las veteranas Judi Dench o Maggie Smith, pasando por el entonces actor promesa Daniel Day-Lewis, en uno de sus papeles menos irritantes. Vestuario exquisito, dirección tremendamente clásica, como es de esperar en un realizador como Ivory y un guión bien condensado del original. Muy recomendable para todos aquellos cinéfilos y bibliófilos que deseen abandonarse a los decadentes placeres del más puro hedonismo visual. Se ha achacado a James Ivory que se preocupa demasiado del preciosismo formal y por contra desinfla las tramas de las novelas que adapta (habitualmente de E.M. Foster). Quizás sea cierto, no lo se, pero como película Una habitación con vistas me parece excepcional. Siempre he admirado sus exquisitos encuadres de gran belleza, especialmente en las secuencias que transcurren en Florencia; toda ella transmite sensualidad, alegría y deseo de disfrutar de lo que la vida ofrece. La protagonista, educada en la moralidad y "buenas" costumbres, descubre durante su estancia en Italia todas estas sensaciones. La música de Richard Robbins es un buen apoyo a las imágenes, pero además se utiliza a Puccini, con lo que la cosa no se puede mejorar ya más. Hace años visité Florencia por primera y -hasta el momento- última vez. Culminaba así, mi viejo sueño: conocer la cuna del Renacimiento. La ciudad a la que me remitían una y otra vez todos aquellos monumentos y obras de arte vistas, estudiadas y analizadas en mi época: la cúpula de Santa Maria dei Fiore, las puertas del baptisterio, el almohadillado del Palacio Strozzi, los David de Miguel Angel y Donatello, las Venus de Botticelli y Tiziano… Me moría por recorrer sus calles y poner a prueba mi rudimentaria sensibilidad exponiéndome a una sobredosis de belleza difícilmente localizable en cualquier otra ciudad del mundo. Anhelaba constatar cómo y de qué manera podía experimentar una experiencia estética en el epicentro del Humanismo y del arte renacentista. Y aunque sospechaba que eso no iba a ser posible, abrigaba la quimérica esperanza de poder contemplar Florencia como me la ha mostrado Ivory en este bellísimo film...Florencia forma parte de mis ciudades favoritas, junto a mi amado Paris..

 

Cuidadosa puesta en escena de la vida de una acomodada familia inglesa y sus muchas horas de ocio e intrascendentes conversaciones. La acción tiene lugar en Florencia y en Foxwold (Kent), mansión rural de los Honeychurch, durante los primeros años del reinado de Eduardo VII. La hija de la citada familia viaja a Italia para descansar y gracias a la amabilidad de un caballero y su hijo, tocados ambos por la excentricidad, consigue tras un intercambio de habitaciones tener delante la mismísima Catedral de Florencia. Lucy Honey Church, inocente, descubrirá el amor en la campiña italiana que no pasará de un beso por la rápida intervención de su dama de compañía Charlotte (Maggie Smith). Los días transcurrirán lánguidos y la vida convencional de "nuestra familia" se irá modulando entre fiestecillas de té y planes de matrimonio para la angelical Lucy. Las buenas maneras y las monótonas jornadas, animadas por el guía espiritual de la comarca, un pastor cotilla, contribuyen al amodorramiento burgués que algunos llaman felicidad. Pero entonces, irrumpe otra vez el amor y la bucólica escena se convulsiona para regocijo de la mayoría de los intervinientes. Todo es pulcro en esta obra de James Ivory: la ambientación, el vestuario, la fotografía, la música....Tal vez demasiado perfecto como para despertar en el espectador algún tipo de emoción... La novela que da pie a la película fue escrita por E.M. Foster, novelista inglés que posteriormente escribiría la conocidísima Pasaje a la India. Se rueda en exteriores y escenarios reales de Florencia (piazza Santa Croce, piazza della Signoria...), Kent y Londes, con un presupuesto de 3 M dólares. Nominada a 8 Oscar... ganó 3 (dir. artística, vestuario y guión adaptado). Producido por Ismail Mercant....su estreno fué en diciembre de 1985, en Inglaterra..

 

El film es un drama romántico de época con toques de comedia. Ivory y Merchant comenzaron a trabajar juntos en 1963, pero es esta película la que les da fama internacional. Acuerdan rodar el film a raíz del éxito de "Pasaje a la India", de David Lean. El éxito que obtienen les mueve a rodar otras adaptaciones de novelas de Forster, como "Maurice" y "Regreso a Howard End". El relato se sitúa en un entorno pintoresco, confortable y lujoso, propicio para la sensualidad y el deseo. Explora el proceso interior del despertar sexual femenino, la turbación que produce en algunos casos, los anhelos que genera, la difícil manipulación de los sentimientos y sus relaciones con las convenciones sociales. Al hilo de los hechos, se presenta un elegante fresco descriptivo de la sociedad británica del momento. Añade agudos toques críticos. Distingue entre la ciudad, fuente de represiones, y la naturaleza, fuente de salud y felicidad. Confronta dos culturas contrapuestas: la inglesa, rígida, y la italiana, alegre y apasionada. El relato está salpicado de ironía. Se sirve de elementos visuales para sugerir y explicar pensamientos y deseos, como las esculturas de la piazza della Signoria... Son escenas memorables la de la pelea y la de Freddy, George y el pastor anglicano jugando desnudos en el estanque. La música, de Richard Robbins, aporta una partitura original de aire clasicista y romántico, que expresan con solos de piano la pasión de los personajes. Son muy expresivos "The Pensione", "See The City", "In The Piazza della Signoria" y "End Tittle". Añade fragmentos de arias de ópera. De "La Rondine", de Puccini toma el estribillo melódico principal. La fotografía, de Tony Pierce-Roberts, se extasía ante las vistas de Florencia, los paisajes naturales de la campiña y los cuidados escenarios interiores. Atrapa la mirada de los actores en busca del sentido de la comunicación no verbal. Los títulos de crédito y los carteles de continuidad se acompañan, son muy bellos.

 

 

Una habitación con vistas transita por un mundo con dignidad, con buenos resultados en taquilla y premios. Desde luego los actores son de lo mejor y eso se nota en el resultado final, el guión es consistente y tiene momentos impagables. El personaje que interpreta Day-Lewis es genial, decirle idiota es un elogio para el. Hay una palabra en castellano que por corrección no diré que lo definiría a la perfección. En un momento de la película hacen una descripción del turista que me perece genial y que no puedo menos que destacar. Lo definen mas o menos como un ser que inspira compasión, vive haciendo y deshaciendo maletas, todo el día de un lado para otro, sin ver nada que no esté en las guías y siempre deseando descansar. Entre la tradicional Inglaterra y la apasionada Italia los protagonistas eligen sin duda la pasión, son jóvenes y hay que vivir, uno nunca debiera enterrar su vida justo cuando debe comenzar a vivirla, dejemos a un lado lo socialmente correcto y abramos nuestra mente y nuestro corazón a nuevas sensaciones, más inquietantes, más estimulantes y sobre todo satisfactorias. Cuando la película avanza hacia el final, la escena entre el padre del chico y la protagonista hay que verla con calma y revisarla si es preciso, transmite emoción y credibilidad...Creo que en general Ivory ha conseguido una película correcta, con escenas muy buenas y con unas vistas hacia nuestro interior o el interior de los personajes, estupendas. Se divide en dos partes bastante distintas, que, contrariamente a lo que suele suceder cuando una película se divide en partes tan claramente, no están descompensadas, y tienen el mismo ritmo. Las actuaciones son fantásticas. Bonham-Carter en uno de sus primeros papeles, haciendo de jovencita no tan candorosa está bien; cabe recordar que antes de bostoniana, fue un nombre fijo en todo film que se preciara. No obstante, los secundarios llevan la película. A pesar de que la nominación al oscar se la llevó Denholm Elliot, Daniel Day-Lewis borda su papel, ofreciendo un registro distinto y Maggie Smith, divertidísima, solterona metomentodo. Otro acierto son la inclusión de fragmentos de la ópera Gianni Schichi, y las cortinillas de cine mudo.

 

 

En fin, no va a sorprender a nadie, pero tampoco decepcionará. Una película bien hecha y bien rematada. Aunque la historia es simple esta película me resulta una gozada para la vista, además de las estéticas imágenes nos ofrece una visión de la manera de vivir la alta sociedad o al menos las clases acomodadas en Inglaterra. Este es el verdadero cine costumbrista inglés. La historia me mandó este mensaje "es más fácil manejar las situaciones cuando nuestros sentimientos no se encuentran implicados" y "para aclarar nuestros sentimientos a veces necesitamos tiempo". Esa es la sentencia del señor Emerson, padre, ante los remilgos de la joven Lucy. Y de eso trata la película. En su momento causó sensación por la belleza de la fotografía y una puesta en escena espectacular. Esa ventana que se abre sobre una Florencia exótica, ante los ojos ávidos de unos turistas ingleses del XIX es sugestiva. Pero la película tiene mucho más. Ivory se vale de una novela de Forster para poner ante nuestros ojos todo un abanico de personajes que representan todos los sentimientos y pasiones humanas. Contra la contención extrema de Charlotte -admirablemente bien interpretada por Maggie Smith- está la espontaneidad del joven Emerson. Luego está la impagable figura del párroco, personaje que rompe con la imagen estereotipada del clero al uso. En cuanto a la estructura, la película podría parecer muy apegada al texto literario, e incluso con reminiscencia de la estética del mudo, si atendemos a la voz en off y a esas cartelas, tan decorativas, que actúan de portadillas de cada capítulo. Sin embargo a mí me parece un éxito, ese recordatorio de que estamos ante una novela de época. Hay que destacar también el sentido del humor, como por ejemplo la escena del baño en el río, que es de una frescura, erotismo y alegría de vivir. La novela en la que se basa ya es maravillosa de por sí. Esto se une a una buena adaptación por parte de James Ivory, magnífico director. La música, fotografía, actuaciones, escenarios, la verdad es que todo es magnífico. No puedo decir más. Pocas críticas negativas se le pueden dar a esta película... Porque desarrolla su historia con gran ritmo a lo largo del metraje, con una ambientación espléndida que transporta al espectador a dicha época, actuaciones concisas que le dan credibilidad al relato, un film correcto en todos aspectos, su representación es detallista, hay giros en sus argumento pero no sorprenden,  porque todo está representado de forma tan pulcra que engrandece el film.

 

 

 

E.M.Forster que, no obstante, tiene las mismas virtudes y defectos que su director. Como virtudes podemos destacar una ambientación exquisita, música excelente y buenos actores, sin olvidar mencionar a la excelente Maggie Smith, en un papel que parece hecho a propósito para ella. Como defectos, no puedo dejar de mencionar que, aunque no he leído la novela, creo que se le nota en exceso que está mutilada ya que, hay partes de ella que no están muy bien explicadas sino, esbozadas. Por último, mencionar lo que me parece que es el gran defecto de James Ivory y es, su falta de erotismo y pasión. Una película de estas características, debería dejar más sitio para la pasión y los sentimientos y menos preciosismo. De todas formas, es una película que se ve con mucho agrado y que no defraudará a los amantes de este buen cine.

 

Pero aquí hay un esmerado tratamiento de la luz mediterránea. Tanto dentro de la pensión como en la campiña o en las calles. La fotografía es muy buena. Sea para describir Florencia o bien una mansión inglesa y sus alrededores. Muy bien ambientada, tienes la sensación de estar en Italia a principio de siglo. O bien en una mansión inglesa... Además, en esta película podemos escuchar el aria "O mio bambbino caro" de Puccini que siempre es una maravilla...Rebosa optimismo y ganas de vivir. Por la temática de enamoramiento, por la luz,  los personajes, las ubicaciones y algunas escenas concretas: bailes, baños en el río desnudos, paseos y meriendas por el campo...Las escenas italianas responden a clichés turísticos pero entretienen y le dan color a la historia. Porque de tan perfecta y correcta acaba resultando puro realismo... Buena recreación de la clase media inglesa, llena de prejuicio y falsedades sociales, en la que se abren paso con gran escándalo los sentimientos románticos libremente expresados por los jóvenes que mandan a freír espárragos los ingredientes de la rancia sociedad victoriana y empiezan los varones, salvo el estirado Cecil, por bañarse en una lagunilla en pelotas picada con escándalo de las damas que los han sorprendido.

 

  

Si una mujer está segura de que, con cierto hombre, se siente valorada; si con él encuentra diversión, alegría y entusiasmo por la vida; y si con ese hombre sabe que podrá llevar una existencia digna aunque no nade en la abundancia, ¡¿Qué importa cuál es el apellido de ese hombre, cuál su nación de cuna o cuál el color que lleva en la piel?! No es apariencia sino interioridad, no es ostentación sino satisfacción del alma, no es abundancia de cosas materiales sino abundancia de amor lo que conduce a la felicidad. El director, James Ivory, tiene aquí uno de sus filmes más calificados, con el cual consigue complacernos a plenitud en sus aspectos formales, al tiempo que recrea, con suma altura y sin condenas de ningún tipo, aquellas contradicciones sociales que felizmente van desapareciendo de manera lenta, muy lenta, pero segura. Y es bien cierto: “Hay cosas que careciendo de delicadeza a veces resultan maravillosas”… Los días transcurren, mientras diferentes y pintorescos personajes van formando parte de su periplo florentino. Y así, ya desde el inicio puede apreciarse la necesidad imperiosa por criticar sutilmente, las rígidas costumbres de una clase aristocrática en pugna con el dichoso albor de nuevas corrientes de pensamiento para aquella época. Me deleito escuchando frases en los diálogos... “Dejarse llevar por la ciudad”, “Vivir la ciudad sin guías”, o analizando la espontaneidad de los Emmerson o los descarados besos italianos, curioso, cuando menos. Elipsis en la cual nos hemos decantado por Cecyl, la aversión hacia lo divertido y espontáneo, la excesiva definición de sí mismo, sin extralimitarse o salirse del rol que cree debe interpretar o ser, la sensibilidad afectada, gustos pretendidamente exquisitos y cultos, un chico tan inadaptado que sus quevedos le impiden ver más allá. Y en voz alta se lo hacemos saber: “Cuando pienso en ti siempre es entre cuatro paredes”, e incluso se lo imploramos “Quiero ser yo misma, permíteme que lo sea". Sin embargo, ¿es casualidad o causalidad? “Es el destino pero lo llamaré Italia, si eso le complace”, nos responde George. Padre e hijo se han asentado en la casa de campo contigua. Se avecinan besos robados, baños en el río, partidas de tenis, llegadas y huidas, una novela que describe nuestro romance, verdad y mentira… Y entonces todo vuelve a empezar cerrándose el circuito de una manera impecable: también a ellas les habían prometido una habitación con vistas. La película es delicada, pasional, divertida, sin exageraciones, con un toque Jane Austen moderno. Es culta pero sabe hacer ironía en punto justo para no excederse en prosopopeyas que sabe no estarían en consonancia o coherencia con sus personajes, trama y objeto. Las formas ingeniosas también dotan al filme de un gran virtuosismo: me fascinan los cortes o portadas de capítulos de un libro, con subtítulos recitados por la voz en off de hombre, absurdos y anecdóticos, meramente descriptivos, sin ínfulas. O por ejemplo la escenografía relacionada con el personaje de Cecyl me fascina, parece extraído de un cuento, como algo mágico extrañamente depositado en la escena por resultar ajeno. Un aria de Madame Butterfly que acompaña a unos títulos de crédito que se presentan tranquilos, nos adelantan que la película va a ser serena...y hoy en día, cuando nos movemos por la vida vertiginosamente, a ritmo de destellos vacuos y de anunciantes que disponen de 5 segundos para convencernos, la serenidad no es un valor en alza. Para muchos, esta presentación tan sosegada es ya una primera barrera a sortear. Pero a los amantes del buen cine esos precedentes nos atraen. Al final, en una habitación con vistas a una Florencia majestuosa, reconocemos haber disfrutado de una película excelente.

 

 

Llevar al cine una obra literaria reconocida, es de valientes. Son muchos los ejemplos de obras maestras literarias pisoteadas por películas mediocres, cuando no vilipendiadas por auténticos bodrios.

 

Pero en Una Habitación Con Vistas estamos ante un ejemplo de que el lenguaje cinematográfico y el literario se pueden complementar y enriquecerse mutuamente, ofreciendo una obra de culto absoluta..

 

mailto:cinemania55@gmail.com