ESPERO VUESTRA

OPINIÓN

 

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LA LEY DEL SILENCIO

Elia Kazan

 

 

 

 

 

 

Muy buena película. Para valorarla en su justa medida no hay que pensar en Kazan la hizo. Sin embargo es importante recordar que mucha gente considera ésta película como una auto justificación de lo que el director realizó. Hay que recordar cómo arruinó la carrera de muchísima gente a la que delató sólo por el "tremendo delito" de militar en un partido político, en este caso el Partido Comunista, en el que él estuvo durante un año y medio. Guionistas, directores y actores tuvieron que llegar incluso al exilio por culpa de gente como Kazan que declaró en el Comité de Actividades Antiamericanas, el arma que utilizó la derecha ultra conservadora norteamericana como instrumento para luchar contra la Unión Soviética y todo lo que oliera rojo y pudiera resultar "peligroso" para los intereses imperialistas y neoconservadores. Pero me reafirmo en lo dicho... Esta película es muy buena...quien no la haya visto, que no lo dude. Grandísima película, con mucho bueno y nada malo, con una dirección tremenda por parte de Kazan, moviendo la cámara de forma magistral, apoyado en esa fotografía en B/N que hace las delicias de cualquier cinéfilo, con interpretaciones de lujo, por ejemplo un Brando pletórico que llena la pantalla, pero no solo él, todos están muy por encima de lo habitual, secundarios que parecen principales y todo ello apoyado en un guión atractivo, interesante y qué hace las delicias del espectador, prodigando el film a un escalón superior, si es que lo hay.

 

La actitud de E. Kazan durante la “caza de brujas” del senador Mc Carthy fue sencillamente canallesca, pero aun aceptando la teoría de que Kazan rodó “La ley del silencio” como una justificación a su conducta delatora, el film emerge como la obra maestra de su autor y como uno de los mejores de la década de los cincuenta. Film duro, de una tensión dramática implacable, sin embargo no renuncia a momentos bellísimos de un lirismo arrebatador. A caballo entre el film de denuncia y el melodrama social, “La ley del silencio” retrata con crudeza los bajos fondos de los muelles de Nueva York y el control que sobre los mismos tenían los sindicatos del crimen, pero por encima de todo nos habla de seres perdedores que buscan su redención y un lugar bajo el sol. El Terry Malloy de Brando y la Eddie Doyle de Eva Marie Saint son dos seres que intentan sobrevivir al desarraigo, al fracaso, y a la desesperación. Como alguien dijo “su amor nace de dos soledades compartidas que crece en un medio hostil”, y que camina hacia la toma de conciencia de él y al perdón, a través del amor, de ella. Kazan con su magistral dirección nos ofrece una extraordinaria película que se sustenta en la fuerza de la historia, basada en un hecho real, en un excelente guión, y en una extraordinaria dirección de actores, todos ellos maravillosos, recompensada con nominaciones a los Oscar para Lee J. Coob, R. Steiger y K. Malden, y con la estatuilla para Eva Marie Saint en su brillante debut en el cine- y para Marlon Brando como justo premio a la que probablemente sea la mejor interpretación que jamás ningún actor ha plasmado en una pantalla de cine. La sublime secuencia de Brando hablando con su hermano en el coche, o algunas de las secuencias pudorosamente intimistas entre Brando y Eva Marie Saint en las que el actor alcanza niveles insuperables son suficiente argumento para corroborar tal afirmación. La brillante fotografía en blanco y negro de B. Kaufmann y la espléndida partitura de L. Bernstein, colaboran a hacer de “La ley del silencio” una obra maestra incontestable del cine. Un clásico a reivindicar, para ver sin prejuicios previos. Es bien cierto que tanto Elia Kazan como Budd Schulberg, volcaron en la película todo el ostracismo que sufrían por su condición de traidores, se empeñaron en justificar y defender su papel, existen hechos que son justificables y otros no lo podrán ser nunca, pero son el tiempo y la historia, los que quizás lleguen a perdonar.

 

 

Considerada por el American Film Institute, como una de las mejores películas de todos los tiempos, “La ley del silencio” es también una clara defensa del individualismo y de la honestidad. Un solo hombre se enfrenta a un enrevesado sistema de corrupción, y al que sabe que no puede derribar, salvo que arriesgue su vida con una delación y así mismo ponga en peligro a su hermano, mano derecha del “jefe” del sindicato de estibadores. Marlon Brando alcanza definitivamente el estrellato con una portentosa interpretación, para muchos la mejor, en el papel de “Terry Malloy”, un boxeador fracasado, un hombre convertido en la quinta esencia y encarnación de la mediocridad, hará que los cimientos del status de la mafia portuaria se tambaleen como consecuencia de su declaración, fundamental para la resolución de un asesinato del que él ha sido testigo directo. El reparto estelar lo completan: Eva Marie Saint como “Edie Doyle” hermana de la víctima de los mafiosos, Karl Malden como “el padre Barrie”, Rod Steiger como el hermano de “Terry Malloy” y Lee J. Cobb como el capo “Johnny Friendley”. La excelente fotografía de Boris Kaufman acercan la cinta a esa bella atmósfera neorrealista que describe perfectamente el ambiente portuario y a los propios personajes que lo pueblan. Kazan impone al guión de Malcolm Johnson un tono absolutamente poético como medio para intentar transmitir los motivos que pueden impulsar a una persona a declarar contra otras. La composición musical de Leonard Berstein es excelente. Sin duda una magistral película, entre las obras maestras de la historia del cine. Muchas son las escenas memorables, siendo la más recordada la del asiento de atrás del taxi entre los hermanos "Malloy", su famosa improvisación al tomar la pistola con la que su hermano le apunta. El delicado guante de Edie que Brando intenta ponerse en su mano grandota y curtida, la muerte de las palomas, los tejados de la barriada, la violenta escena de amor entre Terry y Edie en la que él rompe la puerta de su apartamento y la besa apasionadamente... Aunque Kazan siempre afirmó que la idea de proyecto de esta obra era anterior al proceso de la "Caza de brujas", lo cierto es que su difícil situación en dicho proceso actuó de percutor a la hora de acometer este proyecto, lleno de simbolismos y conceptos filosóficos... Todos sin embargo, críticos y público, coinciden en señalarla como una gran obra cinematográfica, al margen de la odiosa y ventajosa comparación metafórica que Kazan usó en beneficio propio a la hora de comparar el perseguido bando izquierdista o comunista de los EEUU con los mafiosos del muelle de Nueva York...

 

 

Rodada en blanco y negro por la cámara del fotógrafo Boris Kaufman, prestigioso y reputado colaborador de Jean Vigo ...,el proyecto surgió del interés que el propio Kazan focalizó en las mafias existentes en aquella época en los muelles de NY y Nueva Jersey... De hecho fueron los artículos de Malcom Johnson basados en hechos reales y titulados "Crime on the waterfront", lo que indujo a Kazan a encargar un proyecto literario consistente que sirviera de inspiración y sustento a una obra cinematográfica posterior y suya... Fue primero Arthur Miller el encomendado dado su anterior trato y colegueo primero en las filas del partido comunista y después en los rondos literarios con cooperaciones como "Muerte de un viajante" del propio Miller... Su posterior felonía le costó la rotunda negativa de Miller al encargo, encomendándosela definitivamente al escritor Budd Schulberg, que tantos problemas tuviera durante el rodaje con un atormentado, díscolo y conflictivo Marlon Brando, sobre todo tras la muerte de su madre... La introducción de una iniciática Eva Marie Saint, nada decepcionante con el elenco estelar del proyecto... La mano ensangrentada del colombófilo y golfo Terry Malloy, la misma que jugara con el guante de la virginal y luchadora Edie Doyle (Eva Marie Saint) en un intenso acceso del método Stanislavski refundado y recreado por el prestigioso Actor´s Studio cofundado por Kazan...,la misma mano que en una épica última escena final izara temblorosa el garfio de estibador a su maltrecho hombro y se encaminara en lenta agonía hacia aquella libertad que predicara el padre Barry (Karl Malden), cual Jesucristo camino del calvario, en una de las escenas más líricas y poéticas que jamás se hayan visto... enfundado en su nueva chaqueta, aquella que perteneciera a su amigo también colombófilo y hermano de Edie, Joey Doyle...más limpia y justa que aquella otra de cuadros que portara cuando jugaba a ser un golfo... Aquí entraríamos de lleno en las meta preferancias de John Elster, pero esa sería otra historia...

"...Yo podría tener clase.- dice Brando- Podría ser boxeador. Podría ser alguien, en lugar de ser un don nadie, que es lo que soy, aceptémoslo"...

En el muelle todos son sordos y mudos...existe un sindicato mafioso y monopolizador de la oferta de mano de obra comandado por el cacique Johny Friendly (Lee J. Cobb), un hombre hecho así mismo, de origen humilde y miembro de una familia numerosa de 10 hermanos... Joey está dispuesto a declarar ante el Comité de Investigación (para evitar la infiltración de elementos sospechosos) sobre injusticias y la corrupción imperantes en el muelle......Terry piensa que sus amigos, los hombre de Johny sólo le van a "apretar las clavijas" pero lo cierto es que le asesinan tirándole azotea abajo... Terry, es un ex-boxeador profesional frisando la treintena, cuya carrera se vió truncada cuando su único hermano, Charlie (Rod Steiger), la mano derecha en los negocios de Johny Friendly, le metió en el mundo de los perdedores y las apuestas baratas... y para quien su filosofía de vida es, "...quien golpea primero, da dos veces...." A partir de entonces Terry, cuya infancia la pasó como su hermano en centros de orfandad, formó parte del grupo mafioso de Johny y su hermano... Lo cierto es que su sentimiento de culpa ante la traición a su amigo Joey le va mermando la moral y la conciencia ("...si todos escucháramos la conciencia nos volveríamos locos...")... Además Terry conoce a la hermana del difunto Edie (Eva Marie Saint), una mujer que estudia para maestra en la escuela de las hermanas de Santa Ana en Terry Town, a las afueras de NY... El párroco de los estibadores, el padre Barry (Karl Malden)propone a los humillados trabajadores sindicarse en los sótanos de su iglesia...Allí acuden sólo los valientes y honestos, entre ellos el padre del difunto Joey y Timothy J. 'Kayo' Dugan ( Pat Henning)... y como infiltrado Terry...Un boicot de los hombres de Johny trunca la reunión... Dugan será el siguiente trabajador en declarar después de Joey y también será asesinado por arrojadizas cajas de whisky irlandés...Terry después de confesar su delito de complicidad en la muerte de Joey se apuntará al bando de los "chivatos". Johny manda a Charlie parar a su hermano....Terry obstinado logra el "perdón" de su hermano...Charlie crucificado de un garfio en un callejón que a punto costó la vida a Terry y a Edie... Terry se revela en la escena final contra Johny en los muelles...recibe una tunda de palos de los hombres de Johny y finalmente se erige, espoleado por el padre Barry en adalid de la libertad al azuzar toda una revolución final de los trabajadores...Johny humillado...

 

 

No me ha importado lo mas mínimo, si Kazan era un soplón que delató a compañeros suyos durante la caza de brujas del senador McArthur. Si esta película es una justificación por lo que hizo Kazan, pues bienvenida sea, porque "La ley del silencio" es una gran película. Me parece lamentable que pueda haber gente que ignore esta película por el simple hecho de que el director les cae mal, o porque era un fascista y bla bla bla..... Se tiene que valorar solo la película .... da igual que el director sea Bin Laden, Hitler o Castro. Asi debería verse el cine, pero a lo ancho y largo el mundo, siempre existen depredadores, que solo entienden de cine cuando hacen sus necesidades...!Pobres incautos!.


Fantástica actuación de Marlon Brando interpretando a Terry Malloy, el perfecto antihéroe al que vemos transformarse de borreguito tonto de los mafiosos a su principal amenaza gracias a la ayuda del valiente padre Barry y de la hermana de un hombre asesinado por los mafiosos (Eva Marie Saint). Película imprescindible que hay que ver sin prejuicios. No es lo mejor de Elia Kazan ni tampoco la mejor interpretación de Marlon Brando y no es desde luego una cinta para que se lleve 8 Oscar de la Academia pero sin embargo lo que me resulta más patético y sobre todo ridículo es que algunos la descalifiquen por el asunto de la delación y que eso no haga que se valore de forma justa tanto en un lado como sobre todo en el otro....!Pobres incautos!....Y yo añado una pincelada personal: UN FILM DE ELIA KAZAN TIENE YA DE POR SI CATEGORÍA DE OBRA DE CULTO....

 

 

Además había que relativizar lo de la delación ya que traicionar a alguien es cuando perteneces a un grupo determinado y defiendes unos ideales, de la noche a la mañana, eres un traidor. Pero en el caso de Elia Kazan eso ya no era así y su época como director de teatro afiliado al Partido Comunista quedaba ya muy atrás. Y es que encima en aquella época no era para sentirse muy orgulloso de ser comunista viendo lo que Stalin había aportado a la humanidad y que en aquellos años ya empezaba a ser conocido y salir lentamente a la luz. Y es que la historia de los sindicatos portuarios no es ficticia, ya que sí funcionaban como una organización mafiosa controlada por obreros de izquierdas y que tenían poco de inocentes. Luego está Marlon Brando. Siento una especial admiración por este actor, no solamente era un actor grande, muy grande, sino que además sabía estar en su sitio y no le dio por hacer lo que no sabía a pesar de poder hacerlo ya que dinero tenía y clase también tal y como demostró dirigiendo “El rostro impenetrable”, para mi una película maravillosa donde también trabaja su amigo y excelente actor Karl Malden que también realiza aquí una soberbia actuación. No creo que Brando se arrepintiera de hacer esta película, por lo menos sus biografías así lo atestigua. Su papel además le viene como anillo al dedo, está mas Brando que nunca, con sus despliegue de matices irrepetibles... Es un hombre que polemiza con su entorno y le planta cara. Puro Brando, no caer en clichés y luchar contra quien tengas encima de ti. Recordemos lo que dijo en cierta ocasión:

 -“Un tipo como yo resulta siempre un fastidio para todos. En mi país te acusan de comunista.... ¡Pero que comunismo! Yo estoy a favor de la justicia, de la paz. Este es mi verdadero partido y mi ideal.”-

 

Si veis "La ley del silencio",  sin saber nada de la historia o acerca de lo ocurrido durante "la caza de brujas" de McCarthy, la película es una obra maestra. Si veis "La ley del silencio", y una vez conoces los entresijos en los que se involucró Elia Kazan durante aquel deleznable proceso, la película sigue siendo una obra maestra. Lo que ocurre en el primer caso, es que tu cabeza no se pasa dos horas intentando desencriptar el mensaje del talentoso payaso que la dirigió (porque también hay imbéciles con talento, lo que pasa es que a los cinéfilos nos jode no poder venerar a los que nos hacen disfrutar delante de una pantalla), sino que se dedica a degustar las magníficas interpretaciones de la película, que son muchas (Brando y E.M. Saint; oscars sin reservas...Malden, Cobb y Steiger; nominados más que justamente---. Lo irónico del caso, es que la historia que se cuenta en "La ley del silencio" no se puede juzgar, puesto que no ocurrió, no es un hecho histórico. Lo que ocurre en el relato, ocurre en el relato y punto. Brando actúa contra unos hijos de perra, ante la pasividad de sus compañeros (cobardes a causa de las circunstancias que muestra la cinta)...Inocente. Kazan delató a compañeros de profesión, genios y artistas, con la única intención de salvar el culo aprovechando la paranoia anticomunista de la América de posguerra...Culpable. Brando actúa contra la injusticia...Inocente. Kazan delata a sus compañeros porque no piensan como él o como los que le invitan a hacerlo...Culpable.
Brando no se mueve por dinero...Inocente. Kazan elige ser injusto para poder vivir con más...Culpable. Por tanto se podría decir que Elia Kazan, buscando justificación, se encontró con que la Historia (casi siempre reveladora de mentiras) le señaló, invirtiendo el efecto de una magistral película, que no hace sino resaltar sus vergüenzas dejando patente la distancia entre el personaje de Brando y él mismo.
 

Entiendo delación como denuncia, no como chivatazo, implica deslealtad o traición. En “La Ley del Silencio” no hay apología de la delación, no cabe la deslealtad. Existe una denuncia justa y avocada a ser destapada por cualquier digno ser humano, denuncia encarnada en la figura de Terry , personaje que se sitúa en las antípodas de lo que significó Kazan para sus compañeros de profesión en la caza orquestada por un senador perturbado.

 

 

Elia Kazan le apretaran las tuercas en la comisión de investigación del mcarthismo..... él calló al principio, luego hablo muy claro, provocando que el cineasta contase más. En las mismas circunstancias, Arthur Miller, traicionado por Kazan, guardó silencio, no dio nombres y fue por ello condenado. Dos cosas:

- Si Kazan pretende adaptar este capítulo sucio de su propia biografía a la película interpretada por Brando, el tiro le sale por la culata. No creo que este último haya tenido que arrepentirse ni por un segundo de haber dado vida a Terry, quien, como he dicho, se convierte en la antítesis de Kazan. Terry es valiente, le puede la nobleza y el ansia por hacer justicia y al final, por todo eso y por sentirse enamorado hasta las trancas, le echa valor, los que le faltó a Kazan. Y sin embargo, es una memez traer a colación la trayectoria personal de un creador, en este caso de un director de cine, cuando trato de valorar su obra. “La ley del silencio” es una película que si no roza la perfección, no es por el utilitarismo perverso con el que Kazan encaró el proyecto, sino porque le falta ritmo, le sobran planos o se repiten. No es, pienso, la mejor película de Elia Kazan, sí desde luego, la más profunda y toda una obra de arte, por lo que ya todos hemos visto. La verdad... rara vez, por no decir nunca, se me viene a la cabeza la condición de pederasta de Roman Polanski cuando veo alguna de sus películas...  Por último: los actores que adoctrinan desde el púlpito haciendo uso de su condición de ídolos de masa o enviados, como adalides de la conciencia de América y haciendo uso, fuera de los canales del cine de espacios públicos para servirnos de personajes politizados pierden, cada vez más mi respeto. Que se levanten Ed Harris o Nick Nolte, cuando se trate de aplaudir a un hombre, merecedor del oscar honorífico por toda su trayectoria y que sin lugar a dudas ha hecho cine del grande. Si después, le retiran hasta el saludo, en su perfecto derecho de conciencia están. Notable película que cuenta además con cuatro interpretaciones de las que no se olvidan: Brando, Eve Marie Saint, Malden y Lee J. Cobb. Todo lo demás es ruido, polémica y ganas de sacar las cosas de quicio.

Se criticó mucho a actores de la talla de Sean Pean, Tim Robins o Ed Harris por el hecho de que no iban a aplaudir el oscar honorífico que recibió Elia Kazan hace algunos años. De hecho, sus planes iban algo más allá, pero se limitaron a no aplaudir a una persona que seguramente era mucho mas grande que ellos. Que intente demonizar a los piquetes que luchan con justicia por un poco de pan para sus hijos me parece condenable. Que se sirva de un actor como Brando cuya ética sobre los grandes temas es por lo menos notable, me parece un sacrilegio. Y que la industria judía y fascista de Hollywood le premie con 8 oscars por defender lo indefendible me parece una caza de brujas al cerebro de cualquier europeo, tenga la ideología que tenga.

Es el largometraje más famoso de Elia Kazan. El guión, del novelista Budd Schulberg (“Un rostro en la multitud”, inspirado en hechos reales, se basa en la serie de 24 artículos que Malcom Johnson publicó en el “New York Sun” entre el 8/XI y el 10/XII de 1948, galardonada con el premio Pulitzer de Reportajes Locales y que convirtió después en el libro “Crime on the Waterfront”. Se rueda en los muelles de Nueva Jersey y Nueva York y alrededores durante 36 días, con un presupuesto de 910.000 USD. Nominado a 12 Oscar, obtiene 8 (película, director, actor...) y se alza con el León de plata del Festival de Venecia. Producido por Sam Spiegel para Columbia y Horizon. El film suma crimen, drama y romance. Explora la vida de unos estibadores de los muelles de NJ y NY y de sus familias. Muestra cómo el sindicato de estibadores, dirigido con mano de hierro por Johnny Friendly, personaje sin escrúpulos, se ha convertido en un medio de enriquecimiento personal mediante crímenes, extorsiones, chantajes, sobornos, favoritismos y manejos turbios. Inspirado en hechos reales, el film es el nº 10 de Kazan y está considerado como una de las principales películas americanas. Es vigorosa, mordaz, tierna y fascinante. Las actuaciones son memorables: brillan por su realismo, naturalidad y frescura. Brando enriquece su intervención con algunas improvisaciones que le confieren profundidad, densidad e intensidad. La manera de actuar del elenco se ajusta a un estilo nuevo que rompe con el que había sido habitual en las obras de Hollywood hasta entonces.

 

Film de culto, muestra emblemática de la maestría narrativa de Kazan y ejemplo del realismo social en el cine. A finales de los años 40, en el Actors Studio de Nueva York, se hizo un minucioso trabajo basado en "El Método". En dicho sistema, el actor experimentaba durante la ejecución del papel emociones similares a las que notaba el personaje interpretado. Allí Marlon Brando estudió interpretación. En 'La ley del silencio', una película conseguida y conmovedora, Brando lucha con su conciencia. Aunque al principio se muestra impasible y apático, se puede percibir su presencia como una fuerza que emana de la naturaleza. Su ira contenida acabará explotando y su actuación se convertirá en una "olla a presión". El filme es una lectura sobre cómo las mareas también arrastran personas, donde todo el mundo se convierte en víctima y esconden sus emociones. La identidad como pantomima. El abrigo de cachemir mecido por aires difíciles y movido al son de la muchedumbre. Kazan delató a varios de sus compañeros camaradas del Partido Comunista... Con esta historia de marginados que desean hallar consuelo en una azotea soñando con oportunidades perdidas, intentó justificar su actitud. Me da rabia y me causa muchísima pena que esta película se vea siempre lastrada por las imperdonables bajezas que protagonizó su director años antes durante la caza de brujas. Más que por su indudable calidad artística, desgraciadamente "La ley del silencio" ha pasado a la historia como intento de justificación de Elia Kazan.

 

 

Creo que hace falta asemejar lo que hizo Kazan con lo que hace Terry Malloy... Mientras que el primero representa al acusica de la clase, al pelota que perjudica a sus iguales para que los poderosos le proporcionen privilegios, el segundo simboliza el sacrificio por las causas justas: Malloy denuncia al poder en beneficio de sus compañeros, aunque ello le conlleve ser perseguido y perder cualquier trato de favor. Sencillamente, no puede haber dos actitudes vitales más enfrentadas. Una vez aclarado esto y entrando en materia, diré que considero "La ley del silencio" una de las mejores películas de todos los tiempos. ¿Por qué? Por su extraña capacidad para emocionar a través de un fascinante equilibrio entre rudeza y sensibilidad. El frío y muerto escenario de los muelles de New Jersey, crudamente fotografiado por Boris Kaufman, contrasta con el fuego de Brando, la ternura de Eva Marie Saint y el idealismo imperecedero del personaje encarnado por Karl Malden. "La ley del silencio" es la historia de una redención motivada por el amor, un amor que hace que los deseos de justicia y dignidad aparezcan en la persona más improbable a simple vista. Amor, pero sin cursilería, ni azúcar, ni música empalagosa. También se retrata el mundo obrero, con sus trabajadores sometidos a sindicatos corruptos, pero sin caer en el discurso fácil y populista. Es una obra maestra sutil, con una atmósfera que te atrapa, con alma, tierna en su realista crudeza, con una magistral dirección de Kazan -un tipo moralmente discutible pero de indudable talento a la hora de sacar lo mejor de los actores... De uno sobre todo. Sí, del actor más dotado que ha existido. Obviamente hablo de ese animal cinematográfico llamado Marlon Brando, quién aquí realiza su mejor actuación, jamás la vergüenza estuvo mejor plasmada en un rostro. Kazan, prestigioso director de cine y de teatro, parece ser más conocido por sus declaraciones ante el funesto comité del senador McCarthy, que por haber dirigido: “Un tranvía llamado deseo”, “¡Viva Zapata!”, “Al este del edén” “Rio Salvaje” y el contundente drama social que es “La Ley del silencio”.

 

Una vez superado el prejuicio, lo que queda es una monumental obra cuyo principal mérito reside en la prodigiosa dirección de actores. Lo de Marlon Brando es simplemente sobrenatural, puro instinto al servicio de un personaje lleno de matices surgidos directamente desde las tripas: intelectualmente limitado cuya resignación esconde el germen del inconformismo, magistralmente representado en una de las escenas más contundentes, la de apertura; el seductor a medio camino entre el descreimiento desesperanzado y una clase de impulso romántico varonil, ya en desuso, asentado en los cánones de masculinidad propios de la época, aunque evolucionado hacia la concepción del ser amado no como un objeto frágil al que proteger, sino como un semejante al que idolatrar; el desolado hermano capaz de transformar toda su furia envenenada en súbita fuerza liberadora,... Todo ello comprimido en una intensa mirada capaz de hacer saltar por los aires cualquier posible reserva hacia el personaje. También destaca Eva Marie Saint en un papel intenso aunque desaprovechado y un Karl Malden que, en contraposición a los prescindibles ataques de histrionismo, encarna, en sus momentos más sosegados, el granítico rostro de la voluntad inquebrantable. Mención aparte merece un inspirado Rod Steiger, protagonista de una de las escenas más bellas de la historia del cine, aquella en la que Brando, desolado, asiste en el asiento trasero de un coche, sin ningún atisbo de ira, a la traición más inesperada. Momento en el que ambos actores consiguen, mano a mano, la sublimación compartida de un complejo cóctel de emociones entre cuyos ingredientes destacan la decepción, la culpabilidad, la vergüenza, el arrepentimiento, el amor fraternal, la compasión, el perdón y algunos otros, de difícil enumeración, únicamente perceptibles durante la contemplación de esta memorable escena.

 

Desde los primeros compases de esta película, con las notas de la partitura de Leonard Bernstein, se aprecia que se está a punto de ver una película con todas las de la ley, y es que todo lo tiene a favor: Un director, que no atravesaba su mejor momento, pero que en esta alcanza una obra perfecta, y eso que con La barrera invisible o El tranvía llamado deseo rozaba la perfección y que su siguiente película sería otro clásico imprescindible, como Al este del Edén, pero aquí está especialmente acertado en todo, y eso se logra pocas veces. Si atrapas todo lo dicho y añades al mejor Brando, que borda todo lo que hace, un perdedor que recobra la esperanza, Karl Malden, perfecto en su papel del padre Barry, Lee J Cobb, un Rod Steiger fabuloso y la impresionante aparición de una dulce y tierna Eve Marie Saint.

Sumamos todo y nos queda un clásico y una de las mejores películas de la historia.

Hay veces que ni nosotros nos damos cuenta cuando tenemos ante nuestros ojos uno de esos films que perduran a través de los océanos del tiempo

 

!!!EXCELENTE PELÍCULA!!