LO QUE QUEDA DEL DÍA
Stevens es el mejor mayordomo que un señor podría tener. Entregado en cuerpo y alma a su trabajo. Es perfeccionista, pulcro, honesto, leal... y un paralítico emocional. Un hombre que no se permite pasiones. Que se ha prohibido a sí mismo jugar a la ruleta rusa que es el amor. Que no sabe, no quiere o no puede desaquilatarse el corazón. Pero el amor cuando llega lo hace sin pedir permiso. Y todo se complica tremendamente porque se enamora de otra incapaz como él. Entre ambos comienza una guerra fría, tensa e intensa, de pasión soterrada y verdades inconfesas, de la que ambos saldrán victoriosos o derrotados. No hay más opción. "Lo que queda del día" es el retrato del tiempo perdido. De las ilusiones reprimidas condenadas a pudrirse. De la esperanza sostenida. Sobresaliente para la Thompson. y otro para Hopkins.... Y que gustazo volver a ver a Reeve aunque sólo sea un momento. La película que más sentimientos transmite indirectamente de todas las que he visto. Hopkins está inconmensurable, sin un solo momento de sobreactuación, junto a una espléndida Emma Thompson que forma su pareja atípicamente perfecta. Juntos se transmiten sentimientos con una mirada, una palabra, una crítica (por leve o banal que sea)...Es una de las pocas películas que me ha dejado sin manipularme en ningún momento. No hay escenas de especial sensiblería, pero sí de amor, ese sentimiento que el Sr. Stevens (Hopkins) se niega a asumir, algo que percibimos al principio de la película y que cada vez le cuesta más sostener, mientras la Srta. Kenton le lanza indirectas, algunas bastante directas intentando que respete lo que sienten el uno por el otro. Con escenas de verdadero amor contenido....la del libro es sublime... y otras de un resentimiento imposible de entender si no se importaran tanto mutuamente, por ejemplo cuando vuelve la Srta. Kenton por la noche. Por otra parte, la ambientación es magnífica, la banda sonora de Richard Robbins da una sensación de tiempo perdido idónea para el filme, y la fotografía de notable calidad. En resumen, la película que mejor refleja el amor de todas las que he visto. Soberbia película de la escuela británica protagonizado por dos de los mejores actores del momento.
Es probablemente la película, que mejor refleja lo que es no atreverse a amar, el tener miedo a entregarse, el aferrarse a la rutina, al trabajo. Y por otro lado, también borda la triste realidad del amor... Cuando todos esperamos que sea ella la que dé el paso definitivo y no lo llega a dar, o quizás sí, bueno definitivamente sí para las costumbres de la época... Maravillosa película del refinado y elegante James Ivory. Pocos directores han sabido como él retratar la vida y las costumbres de los burgueses y aristócratas británicos de la primeras décadas del siglo XX. Además, contar con actores como Anthony Hopkins, Emma Thompson o James Fox garantiza una alta calidad interpretativa. Por cierto, quisiera destacar la actuación de Hopkins, uno de los mejores actores de la historia del cine. La capacidad de expresarlo todo con la mirada de este genio de la pantalla pone la piel gallina, sea cual sea el sentimiento que nos quiere transmitir, pero siempre sin aspavientos, con infinita sobriedad y credibilidad. La historia de amor que nos plantea este film es una de las más bellas que he visto en mi vida, aunque sea triste. La incapacidad del mayordomo para expresar su devoción por el ama de llaves está más allá de cualquier explicación, hay que verla y sentirla, sufrirla. En definitiva, una preciosa y triste película que me emociona cada vez que la veo. En muchas ocasiones eliges el tema de una película en función de lo que te apetece ver...explico:
-Tengo unas ganas enorme de pasármelo bien y reírme...elijo una comedia. Estoy súper eufórico y con la adrenalina a tope...elijo una de acción. Quiero ver seres verdes y con cuernos...elijo una de ciencia ficción, Es de noche y quiero sentir pánico...elijo una de terror...o en su defecto cualquier tipo de programa basura.-
Y luego están las ocasiones en las que me apetece ver una película como " Lo que queda del día ". ... A partir de ahí...me transporto a otro mundo, me dejo llevar por una señora que me quiere contar un cuento, una magnífica historia, donde disfrutas de cada movimiento de cámara, de cada plano, de cada fotografía, de cada diálogo....hasta cuando la escena se paraliza casi por completo...
Anthony Hopkins interpreta al mayordomo jefe en la casa de un " lord " y la llegada de una nueva ama de llaves, dará pie a una historia de sentimientos ocultos, comportamientos íntegros, sinceros, formales, desabridos, insensibles, fríos y peculiares. Quedaremos sorprendidos del enfrentamiento entre ambos protagonistas, uno exageradamente profesional, donde antepone siempre, siempre su trabajo, antes que sus sentimientos o moralidad. Y por otro lado, notaremos como siendo igual de profesional, a veces premian los principios antes que el trabajo o las obligaciones. Hay muchos momentos a destacar durante el film sobre el mayordomo, su rectitud, su saber estar, su profesionalidad, su discreción y su forma de expresarse con el personal que tiene a su cargo...nos daremos cuenta como se puede hacer trabajar sin faltar el respeto a una gran cantidad de personas. A pesar de que el ritmo es lento....creo que es la velocidad adecuada para el tratamiento de esta historia y yo disfruté enormemente ..os lo juro. La falta de premios de este gran film, fue estar en el momento equivocado, en el sitio equivocado y coincidir con la obra maestra de la lista de Schindler...¡ una pena !. Mr.Stevens: estirado, inglés de pura cepa, frío a más no poder, extremadamente responsable y entregado por completo a la servidumbre de su señor Lord Darlington... imperturbable... lo cual nos lleva a la nueva ama de llaves, Miss Kenton: joven, atractiva, responsable y con carácter. Al principio chocan, tratan de molestarse mutuamente y protagonizan escenas divertidas, como la del chino. Luego se enamoran, eso si, sin decirse nada, en el más absoluto y estricto silencio. Todo ello transcurre durante el comienzo de la II Guerra Mundial, con un Lord de ideales muy cuestionables, nada éticos ni morales. Stevens lo sabe, pero sólo puede servir a su señor, mantenerse al margen, porque él le sirve, pero no opina, ni escucha, se limita a ver como se quiebran la vida, dignidad y las "buenas intenciones" de su señor.
Es una historia de amor ELEGANTE, CÁLIDA, SÚTIL Y ENVOLVENTE, pero también REALISTA. Y es que las decisiones que tomamos marcan nuestra vida, y cuando queremos darnos cuenta la hemos desperdiciado.
Sir Anthony Hopkins está perfecto... sin duda me faltan palabras para describirlo, pero es que está más que soberbio. Con esos gestos, esa postura, esas miradas, incluso esa forma de andar. No creo que ningún actor, vivo o muerto, pudiera haber interpretado el papel de Stevens como lo hace Hopkins. Emma Thompson no se queda atrás, hace una interpretación genial, exquisita, maravillosa. Aporta humanidad y vitalidad a la película y hace que la "armadura" del mayordomo -e incluso la del espectador- se tambalee. Y es que ESTO SI QUE ES UNA HISTORIA DE AMOR en condiciones, ¡cuánta química hay entre ellos! Se lanzan tales miradas y es tal la química que hay entre ambos, que llegas a sentirte impotente de que Stevens no le declare su amor a la señorita Kenton, o de que simplemente la plante un buen beso. Para mi, entran en la lista de las 20 parejas con más química del cine. La banda sonora es fantástica, la fotografía excelente, al igual que el vestuario, guión, dirección y cada habitación de Darlington Hall. Los secundarios no brillan, para eso están sus protagonistas, pero realizan unas interpretaciones a la altura del film, en especial Christopher Reeve, James Fox y Peter Vaughan. Con todo esto, Lo que queda del día, la historia de una pareja atípica, se hace delicia de ver y sentir. Recomendable, aunque no para todo tipo de espectador. No puedo olvidar algunas escenas realmente memorables, como la del libro, que aparte de resultarme simpática, es apasionante y romántica, a la vez que sutil (como ella le arrincona y él mira su boca desde tan cerca y coloca su mano, a punto de tocarla el pelo); la posterior al paseo nocturno de la señorita Kenton; la del paseo desde el invernadero hasta la mansión, mientras ella intenta desarmarle bromeando y él intenta ignorarla; esa en la que la sombra de Emma le comunica una triste noticia a la sombra de Hopkins; o la conmovedora escena final en la parada del autobús...
-El propio James Ivory dijo que la escena del chino era la más loca que había rodado:
-" Para Emma Thompson lo peor del rodaje era el peinado que tenía que llevar, pues le costaba mucho trabajo "-
-" Según Emma, al hacer la escena en la que Stevens y ella tienen una fuerte discusión, Hopkins estaba tan afectado por lo que iba a pasar que se enfadó con el director. Al acabar la escena ambos lloraron y Anthony dijo que "No quería volver a verlo"...refiriéndose a la escena...Cuentan que en la escena del autobús el presidente de Columbia Pictures dijo: "¡bájate del autobús!" y al no bajarse la señorita Kenton, supuestamente exclamó "Adiós a 50 millones de dólares!"
Claro, es lo que nos preguntamos una y mil veces después de ver ésta maravillosa película. Mi sangre hervía esperando que él se decida y dé el primer paso. Pero todo eso de la flema inglesa, que las formas y los modos, que la elegancia y el decoro...Mi película favorita de James Ivory. Es de una excelencia deslumbrante, todo está donde corresponde, no hay ni la mínima fisura en el guión, y en la dirección. Poquisimas veces un film logró reunir una calidad de actores de una homogeneidad y calidad incomparable. De una perfección absoluta, está entre las 15 mejores películas de la historia. ¿A qué profundidad se puede enterrar un sentimiento para mantener un discurso interno coherente con el paso del tiempo? ¿Años? ¿Décadas? ¿Toda una vida? Experimentar el desasosiego de descubrir que se han tomado las decisiones equivocadas, encarar esa terrible pérdida, reencontrarte con ese sufrimiento, tomar el té con él y marcharte sin modificar el gesto. No se me ocurre una mejor definición de drama. Ese nudo en la garganta que la circunstancia no te permite desenmarañar. Una lástima. Otra vez esa sensación de estar cerca de hacer algo verdadero por una vez en la vida y otra vez el desencanto que sucede al fracaso, acrecentado por un deseo alimentado durante años.
¿Así es la vida?.....
"Lo que queda del día" es la historia del Sr. Stevens, mayordomo de un Lord inglés durante el periodo que separa a los dos grandes conflictos bélicos del s. XX. La historia se nos narra a través de dos hilos conductores que se entrelazan. El primero de ellos nos sitúa a finales de los años 50 cuando el Sr. Stevens realiza un viaje de reencuentro con su propio pasado, y el segundo es un largo flashback que nos relata la vida en la mansión inglesa durante el período de entreguerras a través de los ojos del mayordomo y su ama de llaves. Como telón de fondo se asiste a importantes reuniones diplomáticas en las que se dilucida el futuro de Europa y del mundo. Ivory nos ofrece una realización tan elegante y contenida como el propio protagonista. Narrada con gran pulso, las historias presente y pasada se funden en el momento adecuado para generar un clímax que resulta natural.
En el caso del actor inglés, bien podría tratarse de su mejor trabajo y eso son palabras mayores. Un personaje con un exacerbado sentido del deber – llevado al extremo - hermético y sin vida personal. Se puede divagar en torno a la cobardía del Sr. Stevens, achacar su frialdad a la falta de agallas, pero la sensación que termina dejando su personaje es la de un ser humano que no conoce esa forma de comunicación íntima. ¿Qué ocurre cuando el "lenguaje" aprendido no está habilitado para expresar sentimientos? ¿Cómo se cuenta una historia de amor a través de personajes que sólo conocen ese "lenguaje"? "Lo que queda del día" es una muestra única. Consigue manifestar torrentes de pasión a través de un silencio, una palabra no dicha, una mirada esquiva o una mano huérfana. La sublimación del subtexto.La abdicación sentimental del protagonista en pos del deber engarza con la renuncia a la defensa de una ética individual en el terreno político del que es testigo directo. Una auto negación en ambas esferas que con la perspectiva del tiempo termina por hacer mella en su conciencia. A lo largo de la cinta queda patente la idea de que nuestras decisiones nos persiguen toda la vida, que no hay posibilidad de desandar lo andado y que sólo queda reconciliarse con uno mismo La madurez y el paso del tiempo le ofrecen la posibilidad de aceptar los propios errores y absorberlos. Lo más amargo del drama – y también lo más digno – es agachar la cabeza, reconocer aquello que no supo hacerse y seguir adelante. Lo que queda de vida se puede continuar con la dignidad que te ofrece el autoconocimiento, pues la constatación de una intuición larvada es siempre un desahogo. El epílogo simbólico de la cinta supone un ejercicio de estilo que, en mi opinión, la corona como una de las películas imprescindibles de los '90. Es tremendamente intensa, aunque el ritmo sea pausado, y dolorosamente romántica, aunque los protagonistas no digan ni una palabra de amor y todo se quede en las miradas, pero eso es lo mejor. Impresionante la sutileza con que se exponen las emociones de los personajes y cómo ellos y los espectadores captamos todo lo que sienten, sobre todo el soberbio Anthony Hopkins, en su mejor papel junto al del psicópata Hannibal en El silencio de los corderos...dos papeles tan opuestos y hay que ver cómo los borda.... Pero la película habla de muchas más cosas, de la dedicación de una persona que se define exclusivamente por su profesión, del apego a las costumbres y la tradición, de los errores que podemos cometer en la vida, de cómo esa vida se nos puede pasar sin darnos cuenta y sin vivirla realmente...Y todo con una ambientación y una recreación de la época rigurosa y cuidando hasta el último detalle.
Sin duda esta es una obra maestra de James Ivory. Una película que reflexiona principalmente sobre el tiempo, esa misteriosa realidad que cuando pasa ya es irrecuperable. Cuando los protagonistas deciden recuperar lo que pasaron trabajando en aquella mansión, se dan cuenta de que es irrecuperable, de que en todo caso es solo uno de los mejores recuerdos de sus vidas. Y evidentemente hay que destacar que habñp de todo un clásico. Una de las escenas mejores del film es cuando se reencuentran muchos años después, sentados en aquella especie de avenida, anochece y se encienden las luces y los transeúntes aplauden; "aplauden porque mucha gente desea que llegue la noche". Creo que es una de esas escenas "mágicas" que expresan las cosas que no se pueden expresarse con palabras. Al tratarse de una película de Ivory uno espera un film impecable, con clase y ante todo con un cuidado extremo, que, con muchísima refinación este artesano nos regala un film maravilloso, lleno de un brillo y una clase realmente admirable. Este melodrama costumbrista nos asoma a la memoria de Stevens un mayordomo que recuerda cuando trabajaba en una gran mansión, donde conoció a la Señora Kenton, de la que se enamoró profundamente. Ivory describe las rutinas de la mansión y nos muestra sus hábitos, todo es descrito con un maravillosa pulcritud, y el tratado que le dá es perfecto. Pero si bien las costumbres están bien mostradas, lo que aquí se evidencia es la represión y el silencio de Stevens, un ser incapaz de dejar al descubierto sus emociones, en sus escenas con la Sra. Kenton, el personaje no puede decirle que la ama y más tarde se dará cuenta de lo que perdió. Para traslucir los estados de ánimo de Stevens está el monumental Anthony Hopkins, sencillamente magistral su actuación. Este melodrama es sin duda un deleite, con una riqueza espectacular Ivory nos regala uno de esos dramas románticos refinados y pulcros como pocos otros directores hacen.
También se retratan acontecimientos políticos y diplomáticos importantes que atañen a lord Darlington, el dueño de la mansión, mientras en Europa se está gestando la Segunda Guerra Mundial. Los tiempos del servicio de Stevens y Kenton a lord Darlington son rememorados en flashback, pues en realidad ya han pasado veinte años. En la actualidad, Stevens continúa como mayordomo, pero muchas cosas han cambiado. Es una historia de emociones contenidas, de un hombre que dedica su vida a servir a otras personas en su calidad de mayordomo. También es la historia de una mujer que pasó los mejores años de su vida en Darlington Hall. Y, como trasfondo, una época crucial en el desarrollo de los acontecimientos que desencadenaron la mayor guerra de todos los tiempos.
“Lo que queda del día” es un film de marcado estilo británico, con una puesta en escena milimétrica de formas y modos y de una elegancia envidiable, un amaneramiento personificado en el personaje del propio Hopkins, el estirado e imperturbable mayordomo de una mansión en la que por aquellos tiempos convulsos se llevaron a cabo intrigas políticas y conspiraciones en la más alta esfera internacional que decidieron el destino de millones de personas en los años sucesivos. En definitiva, “Lo que queda del día” es uno de lo mejores exponentes del drama costumbrista británico, de una exquisitez formal digna de admiración.
Una película de emociones contenidas. Una película que contiene las mejores escenas de amor silencioso..... y una gran puesta en escena.
Una película que va de menos a más, hasta volverse memorable en mi recuerdo de amante del cine, son films que ves tranquilamente, que te asombran poco a poco y finaliza siendo un exponente del cine que hoy en nuestro siglo XXI, desgraciadamente no saben hacer....
Obra maestra que vaga derrochando brillo y dando significado a lo que es el cine en si:
UN SEGMENTO DE MAGIA AL SERVICIO DE LOS QUE SOMOS SUS AMANTES