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ASESINATO EN EL ORIENT EXPRES

 

 

 

 

 

Es la mejor de las películas de la saga de Hércules Poirot por muchos motivos. Para mi, y sin desmerecer el trabajo de Peter Ustinov, a Albert Finney le viene mejor el papel. La sensación de frialdad cómplice que transmiten sus ojos es espectacular. Además, la historia es mejor, y el reparto también. Destacadísimo el papel de Ingrid Bergman -recordad que ganó el oscar-. Y por último, el final es tan complejo como inesperado. Y resulta más completo que el de las otras. Por ejemplo, el final de "Cita con la muerte" no me sorprendió tanto como éste. Una obra de culto. Asesinato en el Oriente Express es todo un clásico del cine y de la novela de espionaje. Se debe al gran reparto que tiene, es un lujo, además de tener una ambientación magistral, y algunas escenas memorables. Es una obra memorable, todo es genial, la película sabe captar no solamente la esencia de la novela, sino sabe mostrar de una manera muy sencilla, el lado psicológico de los personajes, mostrando sus grandes miserias. El montaje es muy bueno, pues sabe mostrar los elementos exactos y en el momento concreto para que nadie sospeche de nadie, y todos de todos. Es un clásico del espionaje, se puede ver cientos de veces y disfrutarla como la obra de culto que es.

 

No es de las mejores de Lumet, ni tampoco de las mejores adaptaciones de Agatha Christie. Pero, aún así, “Asesinato en el Orient Express” es extraordinaria, un film que se ve con sumo agrado y que cumple con su objetivo esencial: entretener al público con las habituales pesquisas del detective de turno. En este caso, con el perspicaz e inimitable Hércules Poirot. Dicho esto, me gustaría hacer hincapié en uno de los aspectos más sobresalientes de la cinta de Lumet: la trama. Un aspecto fundamental en todas las novelas de Agatha Christie que Lumet consigue trasladar a la gran pantalla con una narración francamente encomiable. Sin tiempos muertos. Sin agujeros. Sin rellenos. Sin incongruencias. Constatando como sin prisas -pero sin pausas- también es posible sostener el ritmo necesario para que la historia fluya con naturalidad. Con elegancia. Con armonía. Con sentido. Con lucidez. Y todo ello dándole cancha a la mayor concentración de estrellas cinematográficas (Albert Finney, Richard Widmark, Sean Connery, Lauren Bacall, Ingrid Bergman, Anthony Perkins, Jacqueline Bisset, Michael York, Vanessa Redgrave, John Gielguld, Martín Balsam…) que jamás hayáis podido ver reunidas por metro cuadrado. Junto a "Muerte en el Nilo" y "Testigo de cargo", "Asesinato en el Orient Express" es una de las mejores adaptaciones al cine de Agatha Christie. No sólo es una película de suspense magníficamente aderezada por la banda sonora de Richard Bennet y su célebre vals, también es un brillante retrato de época que conjunta las gracias de un reparto estelar con todo el glamour y la elegancia del mítico tren Orient Express. Es un tipo de película que ya no se hacen.....y es una lástima. Justo al año de mi admirada "Serpico", el cineasta de "Doce hombres sin piedad", Sidney Lumet factura esta película basada en la celebérrima y homónima novela de 1934 de la maestra del suspense, la británica Agataha Christie, sobre las aventuras del famoso detective belga Hércules Poirot, junto con el personaje de Miss Marple...caracteres emblemáticos de la famosa escritora...En 1930 se produce en Long Island el extraño secuestro de la hija pequeña (Daisey) de un coronel británico destinado en la India, el señor Armstrong, y de su esposa, una famosa actriz actriz...tras pagar el rescate se produce una desafortunada noticia con la muerte de la niña...El asesino consigue escapar y nada más se sabrá de él...Cinco años más tarde, nos encontramos en la parte asiática de Estambul, a bordo de un transbordador a través del Bósforo y con destino a Estambul donde poder coger el famoso tren, el Orient Express, con destino final en territorio francés, si bien con comunicaciones desde allí hacia Londres...



 


 

Lumet lleva con gran acierto esta fascinante novela de crímenes despiadados y mentiras innecesarias, al servicio del lucimiento personal del sagaz Poirot, con una espléndida fotografía vaporosa en color, reflejando perfectamente la ventisca que hizo zozobrar el famoso tren de lejanías, el Orient Express, en territorio yugoslavo y a mitad de camino entre Belgrado y Bronz...El reparto coral es espectacular con la talla de Albert Finney realizando la interpretación del detective belga, una madura Lauren Bacall jugando el papel de abuela vengativa y una crepuscular Ingrid Bergaman haciendo de atormentada sirvienta y que le valió el oscar a la mejor actriz de reparto...La trama es estremecedora y las secuencias dentro del vagón con Poirot solicitando entrevistar a las doce pasajeros (ese número clave en la película) a cerca del intrigante y brutal asesinato de un ciudadano llamado Samuel Samuel Edward Ratchett ó señor Cassetti según se prefiera, forman ya parte de la legendaria imaginería colectiva sobre esta obra...Entre misteriosos números "doce", con enigmáticas letras "h", trajes de conductor de tren y botones extraviados, y kimonos como señuelos... transcurre esta trama de una de las novelas trasladadas a la gran pantalla con mejor acierto que se hayan visto nunca...Lumet tiene en su haber grandes películas y obras maestras...Ésta formaría parte del primer grupo...

 



 

En dicho trasbordador viajan entre otros el coronel indio con base en Inglaterra Arbuthnot (Sean Connery) y una enigmática acompañante, la señora Mary Debenham (Vanessa Redgrave)...Gracias a un directivo de la línea del Orient Express, el señor Bianchi (Martin Balsam), Poirot encuentra sitio en dicho tren...A bordo del tren viajan una serie de variopintos personajes entre los que destacan el señor Ratchett (Richard Widmark), su joven secretario, el espigado Hector McQueen (Anthony Perkins) y su mayordomo el sr Beddoes (John Gielgud)...Además del mencionado sr Arbuthnot y su pelirroja acompañante la sñra Debenham, la hosca sñra Harriet Belinda Hubbard (Lauren Bacall), la monjil sñra Greta Ohlsson (Ingrid Bergman), la enigmática y de rostro cadavérico princesa Dragomiroff (Wendy Hiller) y su doncella la sñra Hildegarde Schmidt (Rachel Roberts), el conde de origen húngaro Andrenyi (Michael York) y su esposa la condesa (Jacqueline Bisset), el extraño pasajero de última hora Cyrus Hardman (Colin Blakely), el italo-americano empresario de coches de Chicago Antonio Foscarelli (Denis Quilley), el propio señor Bianchi y el doctor griego sr Constantin (George Coulouris)...Una noche, mientras el Orient Express zozobra en mitad de la ventisca y la nieve amontonada sobre las vías, el sr Ratchett, que había solicitado previa e infructuosamente los servicios de Poirot como guardaespaldas tras recibir extrañas notas manuscritas con doce tipos de letras distintas y en tono amenzante de muerte, es misteriosa y brutalmente asesinado de doce puñaladas...Poirot va entrevistándose uno a uno a los ocupantes del tren con la colaboración del sr Bianchi y del dr Constantin...finalmente se descubrirá que el difunto sr Ratchett era en realidad el sr Cassetti, el asesino cinco años antes de la pequeña Daisey...Y que los doce ocupantes del vagón sospechoso, tenían sus razones para asestar cada uno de ellos las doce puñaladas que acabaron con la vida del asesino...Así por ejemplo la sñra Hubbard era la abuela materna de la pequeña Daisey y la condesa Andrenyi hija de la sñra Hubbard y tía de la pequeña...Toda una muerte repulsiva para un asesino repulsivo...

 

 

 

Nos encontramos sin duda ante una de las mejores adaptaciones de una novela de Agatha Christie. El espíritu de la novela está presente en la ambientación, el vestuario, pero sobre todo en las maravillosas interpretaciones de todos estos grandes actores. Para mi gusto especial mención a Lauren Bacall (el personaje es como lo recuerdo en el libro, cuando lo leí me la imaginaba hablando así), Albert Finney (me encanta como retrata la excentricidad de Poirot) y, siendo un poco subjetivo porque no lo puedo evitar, Ingrid Bergman que ganó su tercer Oscar, si merecida, lo que sé es que su interpretación es sensacional en todo momento, me encanta cómo exagera su acento sueco y cómo va mirando a muchas partes sin fijar nunca la mirada en un punto concreto durante su interrogatorio. Como curiosidad, a ella el papel que le ofrecieron fue el de la princesa Dragomiroff pero pensó que le pegaba más el papel de Greta y además les dijo que así no tendrían que contratar a una actriz que tuviera que imitar el acento sueco, que ella pondría...Le hicieron caso y, en mi opinión, acertaron. En cuanto al resto de la película, me parece interesante la escena inicial (con tonos azules y titulares de prensa) que deja totalmente descolocado al espectador que ve la película por primera vez, porque hasta bastante avanzada no se menciona el caso Armstrong. Me parece también genial como antes de los interrogatorios, mediante breves escenas, ya tienes un perfil más o menos claro de los personajes. Luego el asesinato, interrogatorios con primerísimos planos dando esa sensación de agobio del interrogado, para acabar con las dos soluciones. Genial la escena de las 12 puñaladas casi desde la perspectiva del muerto y el brindis del final. Una gran adaptación de la novela y una gran película. Los seguidores de los Lakers debieron de aprender que juntar a los mejores jugadores en un equipo no significa tener el mejor equipo. De la misma forma, reunir a los mejores actores del momento junto a un extraordinario guión no sirve para nada si no consigues armonizarlo correctamente. Eso no pasa en la película....El film tiene tres partes diferenciadas: la introducción en la que se nos cuenta el caso y se nos presentan los personajes; el desarrollo en dónde se realizan los interrogatorios y la conclusión en dónde Hércules Poirot reúne a todos para hacer saber quién es el asesino. Durante la parte de los interrogatorios, el espectador que no se haya leído el libro se va a sentir confuso. Los interrogatorios duran poco en comparación con la primera parte y se dan escasos detalles. La conclusión es un monólogo de un Albert Finney extraordinario como siempre, que consigue darle a su personaje un correcto acento francés.


 

 

Los guionistas de las películas basadas en los libros de Agatha Christie suelen tener casi siempre la sartén por el mango. Quiero decir que para el guionista encargado de trasladar lo escrito por la Reina del Crimen al papel tiene que ser relativamente sencillo adaptar o esconder frases, giros, expresiones o escenas enteras de manera que el resultado final no deje de parecer sorprendente y atractivo a los ojos del espectador entusiasmado. Es, por usar de otro símil, como el oficio del equilibrista cuya vida se protege con una red perfectamente acondicionada. Son alucinantes los repartos de aquellas películas, es verdad. Tanto es así que si uno se pone a sumar óscars o nominaciones a los óscars de los intérpretes de las películas basadas en los libros de Agatha Christie casi pudiera llegar entre unos y otras al medio centenar, pero, no obstante, las actuaciones de todos esos monstruos del Cine, en cualquier caso con la excepción honrosa de alguno de los más monstruosos, resultan pobres y, hasta cierto punto, divertidas, como si ellos mismos se hubieran tomado su cometido en esos supuestos como un juego jacarandoso. El juego de EL ASESINATO EN EL ORIENT EXPRESS es algo interesante. Es interesante, y notable, la caracterización de Albert Finney -a quien envejecieron casi treinta años-, que tuvo que fingir una papada de troglodita. Son interesantes los continuos guiños que esos guionistas de la sartén por el mango le compusieron al maestro Hitchcock intercalándolos en las apariciones de Anthony Perkins, es interesante comprobar lo guapísima que ha sido siempre Lauren Bacall, lo bien que le sientan las patillas de ballenero de Nantucket a Sean Connery, lo que disfrutaba de su profesión Sir John Gielgud o lo mucho de lo que tenían por qué maravillarse los elegidos que, en el momento de mayor expansión del Orient Express, el tren, tuvieron la fortuna de atravesar Europa en sus lujosos departamentos. El desenlace también es interesante, si se soslayan algunos malabarismos necesarios y se evita al típico indeseable que, como en mi caso, una remota noche de verano de los gastados e irrepetibles años ochenta, me vino a explicar con toda su gracia quién se había cepillado al interfecto. Whodunit clásico y tradicional en el que todos los esfuerzos narrativos por parte del protagonista van encarados a poder desenredar el entramado creado en la novela de Agatha Christie. La premisa es simple pero efectiva, y la historia se va creando a medida que Poirot interroga a los pasajeros del tren. La pura verdad es que no hay más que eso, pero tampoco engaña ni busca en ningún momento alguna otra cosa: es una película en la que un carismático detective tiene que resolver... El escrito original esta impregnado de engaños, misterios y giros formulados a partir de largos diálogos que el guionista Paul Dehn adapta de un modo meritorio. No fuerza su mano en un intento de crear trampas engañosas o intrigas forzadas para confundir al espectador: todos los detalles te los presentan a medida que avanza el metraje para que los espectadores más avispados puedan juntar todas las piezas de este intrincado puzzle. Sin embargo, la resolución es tan única y original que hace poco probable poder resolverlo.

 




Este es un caso perfecto de un tipo de película muy concreto, que no es ni más ni menos que el de la película que necesita casi desesperadamente de la complicidad (como si fuera un criminal, supongo que eso normal cuando hay tramas policiales de por medio) del espectador para desarrollar todo su potencial. El pacto de complicidad reside en la evasión. Quien se engaña es porque quiere y quien busque una película con mensaje, conciencia social etc. etc. podrá disfruta de lindo, y de forma justificada, con otras películas del mismo director: Doce Hombres sin Piedad, Serpico, Network... No, aquí se trata de una evasión químicamente pura. Comienza en Turquía, y se desarrolla en medio de un atasco ferroviario de nieve en Yugoeslavia, se sitúa en el tren lujoso y señorial por antonomasia, se desencadena una trama policíaca con doce potenciales culpables y para postre tenemos a unos de los repartos más estelares que podrían darse en aquella década. Comprendo a las personas a las que este cóctel les pueda producir indigestión, pero comprendo mucho mejor a las personas que se dejan seducir por él. Esta cinta tiene muchísimas posibilidades de convertirse en una obra maestra o, como mínimo, en una muy buen obra. Sus principales bazas eran: la novela en la cual se basaba, y un reparto estelar de primeras figuras. Por desgracia, los adjetivos que mejor definen a "Asesinato en el Oriente Express" son: como esta crea un ambiente tenso y hacer partícipe de él al espectador, introducirlo dentro de la trama como si se tratara de un personaje más. La novela, tomando la escritora inspiración del rapto y asesinato del hijo del aviador Charles Lindbergh en 1.932, es un clásico del género que ella popularizó, cuya intriga se mantiene intacta en el film. Sidney Lumet, eficiente cineasta que había demostrado un talento especial para los "thrillers" de suspense, es el indicado para afrontar la difícil responsabilidad de llevar "Asesinato en el Orient Express" a la gran pantalla, donde resulta muy fácil de apreciar la cantidad de modificaciones en la trama y en los nombres y carácter de los personajes (Masterman y Bouc son ahora Beddoes y Bianchi, y la solterona Greta es transformada en misionera), así como en el desarrollo de las entrevistas a los pasajeros. Cambios aparte, la habilidad de Lumet es decisiva para que la adaptación sea lo más digna posible al texto de Christie, y yo creo que eso se cumple con creces; influenciándose de los cánones del cine negro clásico, especialmente el de Hitchcock o Preminger, y con un curioso guiño a sus "Doce Hombres sin Piedad", el director elabora una perfecta intriga repleta de cinismo, violencia, humor negro y un importante dilema moral (Poirot, defensor de la ley, conoce la identidad de los autores del crimen...pero también es consciente de la atrocidad cometida por Ratchett), aspectos que se mantienen como algunas de las máximas de su cine.

 

 

 



Una de las grandes bazas de la película es el inmenso reparto coral que acaba reuniéndose y que tenemos el privilegio de ver. Desde Martin Balsam a Jacqueline Bisset pasando por Vanessa Redgrave, Michael York y míticos astros de la industria como Lauren Bacall, Ingrid Bergman, John Gielgud, Richard Widmark, Sean Connery o Anthony Perkins (en un papel que sin duda escribieron para él), algunos de ellos ya habiendo colaborado con Lumet previamente; todos a la sombra de un maravilloso Albert Finney que, con disculpas a Peter Ustinov, consigue dar vida al mejor Poirot. El buen hacer del diseño de producción, la fotografía de Geoffrey Unsworth y el dominio para el misterio y el suspense de Lumet, aseguran una de las mejores adaptaciones, sino la mejor, de una novela de Agatha Christie al cine, la cual acabó nominada a seis Oscar en su momento.

Genial adaptación con un reparto impresionante y brillante dirección...

 Esta película gustará a los seguidores de la escritora británica y también a los que disfruten con un buen film de suspense.

 Destaca por encima de todo y de todos Albert Finney, interpretando a Hércules Poirot. Finney es, sin duda uno de los mejores actores de la historia, y uno de los menos reconocidos

 

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