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MARNIE, LA LADRONA
Marnie es de las obras maestras del maestro Hitchcock, se trata de una muy buena película dotada de la habitual fuerza narrativa del cineasta inglés. Y es que el verdadero talento de los buenos cineastas se puede ver en películas que como Marnie tiene un gran guión. En manos de cualquier otro Marnie hubiera sido una simple película de suspense del montón que corre por ahí, pero la mano de Hitchcock la transforma en un sólido drama. No obstante una película es más que guión y Hitchcock lo supera por completo. Con sus habituales detalles, picados y movimientos de cámara, acompañados de un brillante uso del color, Hitchcock saca petróleo y arma una película donde el drama de los personajes, mucho más importante que el mero ejercicio de suspense como siempre en Hitchcock, está por encima de todo lo demás. El film escrito por la guionista Jay Presson Allen, se basa en la novela "Marnie" de Winston Graham. Se rodó en exteriores de Pensilvania, Virginia y Nueva Jersey y en el plató de los Universal Studios. Producido por Hitchcock, y su estreno fué el 22-VII-1964.....La acción principal tiene lugar en Filadelfia. Marnie Edgar es una muchacha inteligente, solitaria, extraña, insegura y frágil, que se gana la vida robando dinero de la caja fuerte de las empresas en las que trabaja como secretaria o administrativa. Mientras presta sus servicios en Rutlan y campañía conoce al ejecutivo Mark Rutland , que se siente atraído por ella. El film desarrolla un thriller psicológico con elementos de misterio, intriga, suspense y romance. La acción tiene lugar en una atmósfera inquietante en la que los protagonistas se mueven por afanes poco claros. Mark es fuerte, dominante y poco considerado. Su comportamiento plantea dudas sobre la posibilidad de que en el fondo de su ánimo se hallen ocultas pasiones sádicas de origen patológico. Lil Mainwaring, cuñada de Mark, en relación a Marnie parece oscilar entre sentimientos de envidia con celos y un extraño afecto. Las relaciones entre Mark y la indolente y pasiva Lil plantean interrogantes sobre la naturaleza de las mismas. La conducta de los personajes parece desvelar la existencia de un submundo inquietante, que refuerza el misterio del film y le da profundidad. Hitchcock pone de manifiesto, una vez más, sus obsesiones sobre el sexo, la locura, la enfermedad mental, la violencia, la muerte, el sometimiento de la mujer al hombre, las pasiones insanas, etc. También muestra sus preferencias por las protagonistas jóvenes, hermosas, rubias, que ocultan algún secreto y que acaban dominadas por el hombre. Pese a sus esfuerzos y gestiones, no consigue que el papel lo interprete Grace Kelly, casada desde hacía tiempo con Raniero III de Mónaco. Ocupa su lugar la protagonista de "Los pájaros" su producción anterior. El escaso éxito en su estreno, se ha visto compensado con el paso del tiempo, porque Los pájaros es para mi y para muchos críticos una inmensa metáfora y una de las películas más sobresalientes del realizador.
La música, de Bernard Herrman, aporta una partitura de gran belleza, con temas tan convincentes como "Marnie" y "Lil". Es el último trabajo del compositor para Hitchcock, que rechazaría la partitura que creó para "Cortina rasgada".... La fotografía, de Robert Nurkes, ofrece una potente visualidad, que se apoya en encuadres muy notables, como la marcha inicial de Marnie por el andén de la estación del tren, planos cortos, primeros planos, planos del bolso, pistola... planos picados y un diligente y acertado trabajo de cámara. Hace uso de "flashbacks" trepidantes para referirse a sucesos capitales del pasado. Posiblemente estará entre sus películas más ilustres: “Vértigo”, “Psicosis”, “La ventana indiscreta”, “Los pájaros”…Marnie es, sin lugar a dudas, una de las obras más puras del director. Y no, no se trata de una fantasía, porque cuando digo ‘auténtica’ no me estoy refiriendo a su autor como figura pública de reconocido prestigio. Me estoy refiriendo a la personalidad de su autor. A su naturaleza. A su idiosincrasia. Y “Marnie” es, por supuestísimo, un film que mejor reflejan la perversa y compleja psique del director. Un cineasta que no dudó en trasladar sus turbias y enfermizas obsesiones al celuloide y que, en esta ocasión, se ampara bajo la percha de Sean Connery para dar rienda suelta a su ostensible sadismo y misoginia.
TIPPI HEDREN DETRÁS DE LA CÁMARA.-
Durante el rodaje, Hedren se fue dando cuenta que el comportamiento de Hitchcock, era cada vez más difícil de soportar a medida que avanzaba la filmación....
"Todos-me refiero a todos, sabían que estaba obsesionado conmigo. Siempre quería una copa de vino o champaña, al final del día, y me aislaba de todos"....
La coprotagonista de Hedren, Diane Baker, comentaría más tarde:
"Nunca se le permitió reunirse con el resto de nosotros, y exigió que cada conversación entre ella y Hitch se celebrara en privado ... Nada podría haber sido más horrible para mí, que llegar a ese escenario de película y verla siendo tratada como era".
En una de sus avances indeseados, Hitchcock le dijo a Hedren que tenía un sueño recurrente en el que ella se le acercaba y le decía: "Hitch, te amo, siempre te amaré". Cuando ella escuchó esto, respondió "Pero fue un sueño, solo un sueño", y se excusó de su presencia. Ella creía que Hitchcock no tenía consideración por sus sentimientos y recordó que fue humillada después de que él le pidiera que lo tocara, justo antes de grabar una escena. "Se aseguró de que nadie más pudiera oír, y su tono y su mirada dejaban en claro exactamente lo que quería decir".. Hedren le pidió a Hitchcock permiso un día para viajar a Nueva York para aparecer en The Tonight Show, donde se suponía que se le presentaría un premio como la Nueva Estrella más prometedora. Hitchcock se negó, según su biógrafo, porque afirmó que el descanso afectaría su desempeño. Fue durante esa reunión que aparentemente "hizo una proposición sexual abierta" de que Hedren "no podía ignorar ni responder casualmente, como sí podía hacer con sus gestos previos". En el libro de Spoto sobre Hitchcock, Spellbound by Beauty, Hedren reveló que Hitchcock en realidad le hizo demandas ofensivas. "Me miró y simplemente dijo, como si fuera lo más natural del mundo, que a partir de este momento, esperaba que me pusiera sexualmente disponible y accesible para él, sin importar cómo y dónde quisiera". Las demandas de Hitchcock llevaron a una "horrible pelea", según Hedren. "Hizo estas demandas conmigo, y de ninguna manera podría consentirlas"...Luego, Hedren le dijo que Marnie sería su última película juntos y recordó cómo Hitchcock le dijo que destruiría su carrera. "Dije que quería salir de mi contrato. Me dijo: 'No puedes. Tienes que apoyar a tu hija y tus padres están envejeciendo'. Yo dije: 'Nadie querría que yo estuviera en esta situación, Quiero salir. Y él dijo: "Voy a arruinar tu carrera". Dije: "Haz lo que tienes que hacer". Y arruinó mi carrera. Me mantuvo bajo contrato, me pagó para no hacer nada, para cerrar en dos años "....Desde que se distanció del director, los productores que querían contratar a Hedren tenían que vérselas con Hitchcock, quien les decía que «no estaba disponible». Le llegaron ofertas, incluida una del director François Truffaut, para la película Fahrenheit 451, junto a Oskar Werner, pero Hitchcock las rechazó.
La actriz Tippi Hedren, aseguró que fue acosada y tratada de forma cruel por el maestro del suspenso durante el rodaje de las dos películas que hizo para él, que comenzó con Los pájaros. Tippi: "A Memoir", es el libro en que la actriz da a conocer por primera vez lo que vivió en 1963 y 1964 cuando filmó las cintas, tras ser descubierta a los 31 años en un comercial de televisión y la convirtió en su musa. La serie de televisión The Girl ya había adelantado algo sobre la tormentosa relación del famoso director con su entonces joven actriz, pero en este libro, Hedren abre su corazón para contar con más detalles lo ocurrido, según el adelanto conseguido por el periódico New York Post. La entonces modelo se había mudado de Nueva York a la ciudad de Los Ángeles, luego de divorciarse de Peter Griffith, padre de su hija Melanie, Hedren obtuvo un contrato de cinco años con el director, así como clases de actuación con él y su esposa, Alma Reville. En sus memorias, la actriz asegura que el cineasta se tornó en un hombre muy posesivo, que había advertido a sus compañeros de elenco, incluido Rod Taylor, de que no le hablaran ni la tocaran.
En el libro, indica que la obsesión de Hitchcock por su musa llegó al punto de que si la veía sonriendo o conversando con un hombre en el lugar de la filmación, se tornaba "frío", se ponía de "malhumor" y la miraba fijamente, inexpresivo, incluso desde el otro lado del set de rodaje. Hedren deja saber, además, que en una ocasión el cineasta trató de besarla en una limusina y que no denunció lo que le ocurría porque en la década de 1960 el término "acoso sexual" no existía y que apoyarían a Hitchcock porque: "¿quién era más valioso para el estudio, él o yo?". "Fue un momento horrible", escribió en su libro la actriz, quien recordó además que en la escena final del filme, el director había prometido usar pájaros mecánicos, pero "mintió" e hizo lo contrario, por lo cual casi pierde un ojo, cuando un pájaro la picó muy de cerca. "Fue brutal, feo, implacable", afirma en sus memorias y pese a su mala experiencia por la obsesión del director, su pesadilla no acabó ahí, ya que en el próximo filme, Marnie, la ladrona hizo obligada por el contrato, que instalaran una puerta secreta que conectaba su oficina con el camerino de la actriz. Ella asegura que el director de Psicosis entró varias veces y le puso las manos encima. "Fue sexual, fue perverso", indica además el New York Post. Cuenta Sienna Miller, que habló con Tippi Hedren para preparar el papel, que ella ha tenido la suerte de no sufrir nunca un acoso similar por parte de un director. «Le enseñó cómo actuar y cómo vestir y creyó que era de su propiedad. Cuanto más se resistía ella, más fascinado se sentía él». Hedren corrobora que la historia, basada en el libro de Donald Spoto «Las damas de Hitchcock» y coproducida por la BBC, no exagera nada. «Cuando amas a alguien, lo tratas bien», recuerda. Hitchcock le dijo: «Arruinaré tu carrera». Y lo cumplió... "Cuanto más me enfrentaba a él, más agresivo se volvía", destacó y señaló que durante la filmación de la segunda película, Hitchcock pidió al departamento de maquillaje que le hicieran una copia de su rostro para él. A pesar del contrato, después de su pesadilla con el director, Hedren no quiso volver a trabajar con Hitchcock, que murió en 1980, pero continuó con su carrera, y filmó 50 películas.
Marnie fue, como no, el blanco de sus iras. De sus complejos. De sus desvaríos. Como antes lo fueron Grace Kelly, Kim Novak y tantas otras. Y en este caso, además, cleptómana, frígida y traumatizada. Un suculento y morboso pack de psicopatologías que le vienen que ni pintadas al director para poner en práctica su particular terapia. La secuencia en la que Mark viola a su propia esposa la noche de bodas podría ser un buen ejemplo. Ésa es, a mi juicio, la esencia de esta película y, la de muchas otras películas del inglés. El sexo y la violencia como expiación. Es una película muy valiosa del maestro Alfred Hitchcok. Y vemos como el personaje que interpreta Sean Connery se esfuerza en encontrar la cura para una mujer traumatizada desde muy temprana edad. Sean es el hombre experto, ecuánime que se da cuenta del mal que aqueja a aquella solitaria mujer frígida. Y creemos que el es movido por un amor que siente hacia ella; es aquí donde Hitchcok explora el sentimiento humano. Mark (Sean Connery) sabe que la única manera de que Marnie sane, es hacerla que se enfrente con sus más terribles miedos. La andrógena mujer causa cierta ternura, cierta compasión de un ser humano sufriente. Marnie, mujer torturada, guiada por su instinto de supervivencia y aprovechándose de su imagen, comete robos sin cesar hasta dar con un hombre que se interesa por ella. Marnie, la ladrona supone una resplandeciente muestra de cine puro, de utilización de la imagen (movimiento de la cámara, composición de las escenas, montaje, movimientos y aspecto de los actores, intervención narrativa de los objetos) para la creación de una fascinante ficción en la que se juega con múltiples sensaciones suponiendo una demostración de cómo Hitchcock era uno de los pocos directores que creaba el cine desde una concepción autónoma de arte, alejada de meras imitaciones del teatro. Una verdadera muestra de convicción cinematográfica. La belleza, la morbosa fascinación y refinamiento absoluto de Marnie se ve aumentada por la ambigüedad moral que consigue mostrar Sean Connery.
Morbosamente fascinante, ambigua, embriagadora, febrilmente obsesiva, aventura extraordinaria que asalta nuestra cotidianidad, Marnie la ladrona rezuma pasión, sensualidad en todos los sentidos por todas sus imágenes. Siempre me he preguntado qué hubiera sido de la cleptómana Marnie si en lugar de ser rubia y tener encandilado a un caballero de la apostura, prestancia y poderío de Mark Rutland hubiese sido un adefesio andante sin atractivos aparentes. Y siempre me he preguntado también cómo una persona obviamente traumatizada que rehuye el contacto carnal con los hombres como quien huye del diablo se pone tan monísima y tan ideal para ir a trabajar, que no le falta un detalle ni de peluquería ni de maquillaje ni de vestuario. Porque por el motivo que sea, no quiere saber nada de hombres, lo suyo sería intentar pasar lo más desapercibida posible en lugar de salir hecha un figurín para que todo el mundo tenga que darse la vuelta admirativamente a su paso. La conclusión a la que he llegado es que si esto fuera así, como de hecho suele ser en la vida real, Alfred Hitchcock nunca hubiera podido dirigir una película tan abrumadoramente sobrecogedora, intrigante e inolvidable como Marnie la ladrona. El carácter de esta chica, lleno de manías y miedos hacia el color rojo y los hombres, es más complejo de lo que los espectadores nos creemos en un principio. Dan ganas de darle un meneo, a ver si así se le quitan sus miedos y manías. Pero por razones de censura, el inverosímil personaje que interpreta el Sean intenta profundizar en su pasado mediante métodos de lo más sencillos y no descubre la razón de sus miedos bastante tarde.
Exageraría si dijera que debo a Hitchcock mi afición al cine, pero no sería así, si admitiera que este cineasta creador de formas e imaginativo, es el que me impulsó más a plantearme el hecho cinematográfico con mayor profundidad, y éste es un buen ejemplo: “Marnie, la ladrona”. Una obra compleja de una belleza arrebatadora, con escenas antológicas, donde la cleptomanía es sólo el pretexto o “MacGuffin” para explorar el retorcido universo de fobias del cineasta. Y es que apreciar a Hitchcock sólo como mago del suspense y el terror, es tan absurdo como denostar a John Ford por machista y reaccionario. De todos los films de Alfred Hitchcock, probablemente sea “Marnie, la ladrona” el que más evidentes parecidos guarde con la inolvidable “Vértigo”. Situada en un punto crucial de la filmografía de su autor, “Marnie” no sólo supone una prolongación temática del film de 1958.... la pasión necrofílica es aquí sustituida por otra análoga de signo fetichista, sino que es, al mismo tiempo, una reedición en diferente registro de esa misma atmósfera agobiante, densa, obsesiva y hasta poética, que contribuye a hacer de esta película una de las más sexuales de toda su obra. La rubia protagonista a la que Hitchcock llegó a hacerle proposiciones deshonestas, en este film ama los caballos y prefiere los crisantemos blancos a los gladiolos rojos, pues el rojo le causa perturbación. Desde el arranque del film, no deja lugar a dudas sobre los primordiales intereses del director: más allá de los meros hechos aislados de la cleptomanía de la protagonista, sus traumas infantiles o incluso la propia fundamentación de éstos, lo auténticamente importante es esa especial atracción, ambigua y ambivalente, que Mark siente por Marnie, así como todo el entramado de sus recíprocas relaciones, por lo demás sumamente complejas y necesitadas de muchas matizaciones...cada gesto, cada mirada, están repletos de sentido. La complejidad de “Marnie” no es tanto casual o estrictamente argumental como puramente emocional. Y dichas emociones se vertebran, al igual que toda la película, en torno a una constante ritualización. Por otra parte, “Marnie” es una destacada muestra, una más, de la singular habilidad de Hitchcock para manejar con óptimos recursos una serie de elementos secundarios que acaban por confluir en un todo coherente, y de los que el retrato global del amor que Lil siente por su cuñado Mark es un inmejorable ejemplo. Desde luego, es misión imposible querer abarcar en este comentario la inagotable riqueza que la película aglutina.
Hitchcock nos obsequia aquí con un film donde se mezcla el misterio, el crimen, el amor, la locura, el sexo y el miedo. Marnie es una ladrona enamora a Sean Connery y éste no descansará hasta saber qué es lo que la traumatiza, el porqué de su comportamiento. Así, pondrá a Marnie en situaciones límite hasta que ésta afronte su problema. Esta película no es la mejor de Hitchcock, pero es una película destacada. Mantiene muy bien la intriga de saber qué es lo que perturba a Marnie. Sean Connery ayuda mucho, este papel le viene como anillo al dedo. Por tanto, esta es una película recomendable, donde el suspense, al menos, está asegurado. El final es más o menos previsible ya que Hitchcock va dando pistas a lo largo de la película, no se trata de un final inesperado o de un giro de última hora, pero está bastante bien. Hitchcock y el psicoanálisis otra vez, en una de sus películas que sin ser una de sus obras maestras tiene todas sus marcas de identidad. El mago del suspense se centra en la historia de una ladrona y embustera, reprimida sexualmente y con un trauma oculto en su oscuro pasado, que Sean Connery tratará de averiguar. Más centrado en el drama de los personajes que en su habitual suspense, consigue mantenerte en vilo como nadie ha sabido hacer. Más que por el guión, destaca por su puesta en escena, llamando la atención su preciosa banda sonora, el tratamiento del color y esos planos tan hitchcockianos. Alfred Hitchcock hizo una gran película, quizás no de sus mejores de su filmografía pero que no desmerece para nada, muy recomendable. Unió a Tippi Hedren y al gran Sean Connery (justo en el mismo año que hizo su mejor película como James Bond: "Goldfinger") en una intrigante y mucho más que interesante historia, que se va desmenuzando poco a poco hasta su revelador final. En definitiva, otra .. y digo creo porque es imposible hablar de una película de Hitchcock a la que señalar como mi favorita. Aunque sí que puedo decir sin lugar a dudas que "Marnie" es una de las que más me atrapó, me parece fascinante de principio a fin. Y es que Hitchcock demuestra una vez más por qué se ha ganado a pulso el apelativo de "mago del suspense". "Marnie" es una de tantas y tantas joyas que posee la filmografía de este genio, injustamente menospreciada, comparándolas con el prestigio que gozan otras películas. "Marnie" me parece una absoluta obra maestra, realmente todo funciona a la perfección y todo va coordinado de tal forma que el resulta es una película increíble se mire por donde se mire. En fin veo innecesario extenderme señalando virtudes de este gran film, una joya de su director y un film 100% recomendable. UNA OBRA MAESTRA.
En esta película, añade a su magistral trato del suspense otras turbias intencionalidades que tienen que ver con los traumas infantiles, los amores increíbles, la morbosidad en las enfermedades mentales y la psicología zoológica aplicada a seres humanos. Todo el mundo hace las cosas por alguna razón y no siempre son impulsos filantrópicos; por eso el personaje interpretado por Sean Connery (Mark Rutland) dinamita las obviedades románticas para ir más allá: al reto de dominar a un animal salvaje aunque haya que utilizar dolorosas terapias de choque. Una película perversa que tiene una gran profundidad psicológica ante los traumas del personaje, una magnífica Tippi Hedren aún mejor que en Los pájaros (1963), y que juega con un psicoanálisis del que Freud se sentiría muy orgulloso. Un excitante análisis sobre unos personajes enigmáticos y misteriosos; una perversa y moderna mirada que se convirtió en una de las últimas grandes obras de uno de los directores más grandes de la historia, una genial entrega del mago del suspense. Es una de las películas más interesantes del maestro Hitchcock. No tanto por el suspense o el tema de los robos sino por la psicología del personaje principal. Una atractiva joven cleptómana que roba en todas las empresas en las que trabaja.
Como siempre Hitchock maneja como nadie los tiempos de la película aumentando poco a poco el suspense. Y es que lo bueno que tiene es, que si nunca antes habías visto su película, siempre acaba sorprendiéndote porque nunca sabes por donde va a salir. Alfred Hitchcock tiene un montón de obras maestras (Rebeca, La sombra de una duda, Con la Muerte en los talones, Encadenados, Sospecha, 39 escalones, Los pájaros, La ventana indiscreta, Psicosis.....En definitiva, considero Marnie una obra esencial en la filmografía del director, ya que es efectiva por mantener hábilmente la intriga y el suspense en los momentos oportunos, y también por ser misteriosa y profunda hasta el final. Recomendable para los seguidores del director, para los que les guste la intriga en buena dosis, y las obras con buenas interpretaciones, música, fotografía y excelentes movimientos de cámara.
En mi opinión, se trata de uno de los films mejor logrados del director. El punto bajo si, es el barco que siempre esta anclado cerca de la casa de la madre de Marnie.... Sin embargo, esto levanta el buen nivel de esta apasionante película.