ESPERO VUESTRA

OPINIÓN

 

mailto:cineparaiso2@gmail.com

 

 

 

CHINATOWN

 

 

 

 

 

 

 

Este film lo vì. por primera vez en Paris, en un cine de los Grandes Boulevares...

Años, años setenta, con mí mejor amigo.

 

 

Chinatown es oscura, impetuosa, elegante, cautivadora, digna, autosuficiente. No es un homenaje ni un simple tributo a los grandes clásicos de los años cuarenta y cincuenta. Se homenajea a sí misma, establece sus propios códigos y transgrede los ya preestablecidos. No es "El Halcón Maltés",  nunca pretendió serlo y por ello nunca vivió a la sombra de aquellos mitos. Y dirán los críticos más intransigentes que, superados los años cincuenta, ya ninguna película podría volver a ser catalogada dentro del género. Que hablar de un film noir rodado a color es tan absurdo como contradictorio. Pero, ¿acaso no se dan cuentan de que el 'toque noir' no lo da el blanco y negro, ni tampoco los años que pesen sobre la cinta, sino esa ambientación única que sólo algunos genios saben otorgar a sus películas para convertirlas en iconos? ¿No notan esa esencia del cine negro más genuino emanando por cada fotograma de esta película, con esa atmósfera constantemente contaminada por un halo de corrupción, pesimismo y fatalidad? ¿No les arrebata ese cinismo del que se vale Jake Gittes, esa ironía innegable que lo define y lo caracteriza como uno de los detectives privados más carismáticos que ha dado nunca el celuloide? ¿No sienten que Evelyn Mulwray es la más atractiva femme fatale de los últimos tiempos, por inspirar a todo el que la contempla una sensualidad y una tristeza indefinibles? ¿No advierten que sólo Polanski fue capaz de usar su increíble talento para crear una atmósfera de indecible amargura, regalándonos uno de los finales más emblemáticos de la historia del cine y elevando esta obra maestra a la categoría de mito?. Si no se han dado cuenta a estas alturas, olvídenlo. Esto es Chinatown: cine negro en estado puro, servido con mano maestra; cine negro, pese a quien pese, en todo su gran esplendor. Los homenajes dedicados al cine negro suelen ser cuidadísimos ejercicios que incluyen las constantes del género (asesinatos, pasiones, corrupciones...) y que recrean muy bien los años cuarenta o cincuenta, supongo que para dar más credibilidad al film. Ahora bien, superficialmente son impecables pero les falta fatalidad, el pesimismo y la tristeza de este gran género. A pesar de eso, yo considero a "Chinatown" un homenaje, porque no intenta emular aquel cine, ya que es ese cine, está hecho con la misma pasta que aquél.

 

 

 

Quizá la razón de que "Chinatown" sea una excelente prolongación del cine negro es por la dirección del genial Polanski, si hay algo que este hombre sabe plasmar son atmósferas, y para mí sin duda esa es la esencia del género. Aunque las atmósferas que Polanski ha clavado sean las de terror, ha sabido encontrar la necesaria para esta película dándole una entidad que no sólo iguala a grandes clásicos negros, sino que los supera. La historia es tópica, como debe ser: un detective se ve envuelto en un turbio caso de asesinatos, corrupción, pasiones.... Jack Nicholson está impecable, pero sin duda se ve eclipsado por la vampiresa encarnada por Faye Dunaway, que está fabulosa, con esa mirada y ese sentido del erotismo que desprende. También aparece el gran John Huston, en una interpretación excelente. Todo lo que envuelve a "Chinatown" está hecho con inteligencia y coherencia, llegando casi a la fascinación. Sin embargo, a la hora de compararla con títulos de oro del género como "Sed de mal", "Chinatown" aguanta sobradamente el tipo, pero no llega a las inigualables cotas de tristeza y fatalidad que emanaban de ésas películas, aunque la escena final es una de las más desoladoras que ha brindado el cine negro. Una película brillante. En el Los Angeles, años 30, se refleja la corrupción americana de los 70. Hablamos de los Estados Unidos que desolan Vietnam, de la época en que se destapa el Watergate, en que la Operación Cóndor arrasa con los sueños democráticos de Chile. La fecha en que se crean las Torres Gemelas y en que comienza a crecer con fuerza el conflicto en Oriente Medio. Lo que en Chinatown es el agua, hoy día es el petróleo. Y esto hace del film algo muy actual. Viviendo en Los Angeles, se me hace que Polanski hace consciente o inconscientemente una transferencia de la corrupción de los setenta en el marco siempre idealizado de los años 30. Por decirlo de algún modo, bebe de la fuente de la corrupción en era contemporánea.

 

Esta ciudad hoy día de casias unifamiliares, entonces era un desierto, un páramo desconcertante que aunaba chalés, estrellas, valles y arenales, un paraíso ficticio hecho a la medida de los dandys y capitalistas sin escrúpulos. El monstruo, el laberinto sin resolución, que es hoy esta ciudad proviene de esa frase de Huston: "Haremos que el agua vaya a los valles y los vallen vayan a Los Angeles". Dicho y hecho. No fue la ciudad, la civilización, la que fue al encuentro de los valles, fueron los valles los que se tragaron a mordiscos una ciudad desmembrada. La ciudad del sueño americano, la cuna de la artificialidad, se convirtió en una ciudad sin personalidad, cosida a base de pegar intereses particulares. Explico a continuación lo que enigmáticamente he dejado en el aire. Si algo hay que choca en "Chinatown" es el amargo final. No es solo que muera la chica. No es solo la imagen del seboso personaje de Huston arrastrando a su nieta a una vida de perversión (donde se presumen futuras violaciones). Es esa frase: as little as possible y ese horrible silencio por las calles del barrio chino lo que nos choca amargamente. Dicen que esta frase la tomó el guionista de un policía que trabajó en Chinatown. Proviene de un consejo entre policías: en esta zona la mejor forma de actuar es hacer lo menos posible. Esa es la razón por la que el Chinatown es siempre un barrio marginal con sus propias reglas, algo así como un país en pleno Downtown de la ciudad (ya sea LA o San Francisco).

 -" Hacer lo menos posible. As little as possible, murmura Nicholson abatido_".

El personaje de Nicholson hace justamente lo contrario y busca así la tragedia de la chica y la repetición de su trauma. Un héroe de película negra, con la nariz cortada y que no tiene el olfato suficiente como para ver que está guiando a los perros hacia su presa. Un antihéroe que es ridiculizado en una barbería, que se dedica a aconsejar a sus clientes que no sepan la verdad sobre la posible infidelidad de sus esposos. Un antihéroe que se adentra donde nadie le pide, por una cuestión de amor propio. Un héroe usado por el mal y tirado a la calle.


 

 


Tras pensarlo, tengo la impresión de que con ello, Polanski ofrecía una clave política y moral: dejad que los otros, los demás pueblos, las demás personas, vivan sus vidas, no actúes si no sabes si vas a poder realmente arreglar las cosas. Nicholson,  representa ese fracaso, de querer hacer bien, de querer saber y ser finalmente una fatal marioneta del destino. “Chinatown” constituye un brillante ejercicio de cine negro. El guión es potencialmente interesante y mantiene la atención del espectador en todo momento; las interpretaciones de Jack Nicholson y Faye Dunaway, se me antojan óptimas, proyectando sus estereotipos con solvencia,  Polanski rueda con su lucidez y pericia habituales pero... algún elemento desconocido obstaculiza perniciosamente la película e impide su consagración. Tal vez esperaba más atmósfera... Supongo que me habrán traicionado las expectativas depositadas en tan renombrado título. Reitero que ese factor oculto es el que ha abortado mi comunión total con “Chinatown”, aunque ello no ensombrece, sin embargo, la indeleble impronta que nos regalan secuencias memorables, como la célebre muesca con la que Polanski adorna el apéndice nasal de Gittes, la fugaz pero poderosa intervención de un viejo dinosaurio como Huston o el gélido final con el que Roman rubrica su obra. Envolvente película de Polanski, con un fatalista guión de enorme precisión, que define personajes y situaciones recurriendo a la economía y rigor visual como recurso fundamental para no embrollarse en exceso, habida cuenta de la compleja estructura de tramas y subtramas que sostienen el metraje. El polaco, de esta forma, adapta su estilo a esta historia negrísima con un estilo claro, de movimientos nítidos de cámara que parecen desplazarse por el sudor del bochorno californiano, manoseando los rostros y las arrugas del algodón de los trajes. Y esto es definitivo a la hora de, comparando este film con otros trabajos de Polanski, destacar una vez más su versatilidad.

 

La elección de los actores es algo fundamental. Nicholson configura una perfecta recuperación del detective negro típico, con su clásico blindaje de individualismo cínico, aderezado en esta ocasión con un tratamiento más oscuro de la ambición y el romanticismo para conformar así un personaje poco esquemático en un intento, ejecutado con éxito, de actualizar este tipo de personalidades al cine de los años 70 (más verosímil en el planteamiento y resolución de tramas que los Sam Spade de Bogart). La Dunaway está para enmarcar, encaja a la perfección en un personaje que, además de apuntar su maltrecho estado psicológico a través de su fisonomía, nos traslada a una época simplemente con un primer plano de su boca o pelo. Por lo demás, la película supone una estupenda recuperación de los clichés básicos: la amargura, las palizas, el laberíntico juego de diálogos e intereses cruzados, el carmín de los labios y los recuerdos del barrio chino. Todo ello conforma un contexto en el que, reconociendo los referentes clásicos, encontramos una visión que indaga en nosotros mismos. Film realizado por Roman Polanski. El guión de Robert Towne se inspira parcialmente en hechos relacionados con la "Guerra del agua de California" (principios del XX). Se rueda en exteriores y escenarios reales de LA y otras localidades de Crescent Bay, Pasadena... y en Paramount Studios, con un presupuesto estimado de 6 M dólares. Nominado a 11 Oscar, gana uno (guión original). La acción principal tiene lugar en LA, en 1937. El detective privado J.J. "Jake" Gittes es contratado por una mujer para que investigue la vida sentimental de su marido, el ingeniero Hollis Mulwray (Zwerling). La investigación le lleva a enfrentarse a un caso complejo de pasiones, ambiciones, corrupción y asesinatos.

 

 

 

El film suma los géneros de crimen, misterio y suspense. Hace suyas las pautas estéticas y estilísticas del cine negro clásico sin renunciar a los avances técnicos (color, óptica, pantalla, sonido) y haciendo uso de la mayor libertad de creación. Polanski presenta una buena caracterización y diferenciación de los personajes. "Jake" es impulsivo, ocurrente, simpático y melancólico. Oculta un pasado profesional traumático, que no desvela. Evelyn (Dunaway) es elegante, refinada, fría y vulnerable. Oculta un pasado que se resiste a revelar. Noah (Huston) es muy rico, ambicioso, autoritario y egoísta. La trama, que se complica gradualmente, incluye especulación del suelo, corrupción política, maquinaciones para alterar los precios, conspiración contra los intereses generales y otras. La atmósfera del film, que delata las habilidades singulares del realizador en este ámbito, traspira amargura,  presencia física del mal, aires de amenaza, riesgos inquietantes y próximos. La narración es magnífica: proyecta un intenso aroma clásico, administra una grata economía de medios y se desarrolla con una intensidad cautivadora y absorbente. El final, elegido libremente por el director, es atípico e impactante. La cinta obtuvo un notable éxito de taquilla. La violencia, contenida a lo largo del film, estalla ocasionalmente. La nariz vendada de Nicholson se ha convertido en una imagen iconográfica del cine. La música, de Jerry Goldsmith, compuesta en 10 días, aporta una partitura breve con un emotivo tema principal de amor dramático, que abre y cierra el film. Los solos de trompeta, de Uan Rasey, son magníficos. Añade 3 canciones de época, como "Easy Living". La fotografía, de John A. Alonzo, en color y panavisión, hace uso de planos largos, imágenes profundas, luces contrastadas y composiciones de gran dibujo. Enriquece la paleta básica con amarillos y naranjas. Gran película...Un piano, un saxo y una cortina rasgada donde aparecen los títulos de crédito. Así empieza una obra maestra imperecedera. Chinatown es un rompecabezas donde engranar cada pieza produce una tremenda satisfacción. Dirección, música, interpretaciones, y guión se mueven juntos, como dos personas sincronizadas que bailan un vals. Giran, tuercen, se mueven y a pesar de todo, se mantienen unidos, creando algo indivisible que crea la atmósfera perfecta para generar los sueños. Sueños como Chinatown.

 

Como suele suceder con los grandes clásicos del cine negro, estamos ante una película que para poder disfrutarse plenamente requiere de más de un visionado debido, sobre todo, a la complejidad de la trama y a la cantidad de detalles interesantes que incluye. No obstante, desde la primera toma de contacto uno ya es consciente de que está asistiendo a la proyección de una GRANDÍSIMA PELÍCULA. Y la primera vez, como en todo en esta vida, siempre es muy especial..Quizá el mayor acierto de Polanski, en la que resultó ser su última obra filmada en territorio yanqui, fue el conseguir dar con la atmósfera perfecta y el dosificar la intriga policial de una manera sublime. Jack Nicholson se marca uno de los mejores papeles de toda su carrera, y Faye Dunaway está sencillamente genial; su personaje, lleno de misterio y ambigüedad, es el contrapunto perfecto a la interpretación de Nicholson. Otro de los alicientes con que cuenta este trabajo es poder ver tras las cámaras al gran John Huston en un sustancioso y memorable papel, y el disfrutar de Polanski en un impagable cameo, de muy visibles consecuencias en la cara de un personaje. La película consigue atrapar al espectador de principio a fin. La trama se va complicando a medida que avanza, y el ambiente viciado y desesperanzado tiene su punto álgido en un final que penetra en las entrañas, te deja con un nudo en el estómago y un puñal clavado en el corazón. Puñal cinematográfico... Aun así, tardará un tiempo en abandonar la mente del espectador. Merece la pena vivir la experiencia. Absolutamente recomendable. Con estas palabras se pone punto final a una historia que en su desenlace adquiere unas cotas de amargura y dramatismo terribles. El pasado vuelve a caer sobre Jake Gittes con la fuerza aplastante de una losa de hormigón dejándonos totalmente desesperanzados, como a su personaje, que vuelve a ver como en el Barrio Chino alguien a quien pretendía proteger acaba teniendo un trágico final. Gittes parece estar condenado a vivir de forma eterna en un círculo vicioso del que le es imposible salir. De la mano de su personaje asistimos impotentes una vez más, al triunfo del rico y poderoso sobre el débil y desamparado. La imagen del despreciable Noah Cross consolando a la que es su hija y nieta al mismo tiempo mientras Jake Gittes abandona el lugar totalmente desmoronado es de las que sobrecogen. El director de películas como "Repulsión", "La semilla del diablo" o "El quimérico inquilino", realiza con "Chinatown" su particular homenaje al cine negro. Una sobria y atractiva cinta que gira alrededor de Jake Gittes (Jack Nicholson), un detective cínico al estilo del mejor H. Bogart que recibe la inesperada visita de una enigmática mujer, que afirma que su marido Hollis Mulwray le está siendo infiel. Pronto Gittes se verá envuelto en un turbio asunto criminal con mentiras y engaños que sacará lo poco bueno que le queda dentro y le envolverá en un viaje iniciático en el que se encontrará, sin querer, con una parte de su turbulento pasado como agente de policía en Chinatown. Un guión claro, fácil de seguir, interesante y sin cabos sueltos sirve de sólida base para esta gran cinta de cine negro que nos regala Polanski. Imprescindible obra para los amantes del cine negro. El filme es un estado de ánimo que suda amargura y es tan visceral que podemos saborear corrupción hasta en las aguas que salen de los tubos oxidados. Es la historia de un investigador, que casi pierde la nariz por luchar contra una caterva corrompida, encabezada por un hombre que profanó a su hija y a la tierra. Filmada con objetivos de gran angular, pulcros encuadres y luces radiantes, 'Chinatown' exhibe una imagen panorámica que tenía los colores apagados de las películas de los años 30. Como en casi toda su filmografía, el director polaco utiliza imágenes profundas y largos planos.

 

 

 

Lo peculiar es que ese mismo año, en el ámbito que nos ocupa, ocurrió algo similar. Roman Polanski sorprendió a todos con una obra que gozaba de un ritmo insuperable, una notable historia con un brillantísimo guión, magníficas interpretaciones y una banda sonora como pocas, guiño al engaño y al suspenso; y curiosamente esa película que hoy es un punto de referencia obligatorio dentro de Cine Negro, tampoco obtuvo un premio acorde a su exquisitez. Una todavía más genial segunda parte del Padrino, su director y sus actores, se llevaron justificadamente la mayoría de las condecoraciones, dejando a Polanski con el consuelo del guión. Décadas después, el mundo no se olvida de Polanski, de Nicholson y de ese ícono del cine que no fue muy premiado pero sí glorificado, que fue Chinatown....no es un barrio, es un estado.... El estado de la mente al que vuelves sabiendo que no debes volver. El lugar de los errores, el lugar en el que te pierdes, al lugar al que tiendes. Towne, Evans y Polanski construyen una película acerca de ese estado de la mente. Pero en ella no hay lugar para los discursos, no hay sitio para la filosofía, no hay momento para el mensaje. Todo en ella es narración. Narración apasionada, apasionante. Historias de cine negro que se mezclan y se alimentan. Los conflictos de siempre explicados como nunca. Dramas brutales contados como si fueran banales. El modélico guión de Robert Towne te lleva en una barca en la que, como Jack Nicholson en Chinatown, siempre estás perdido. Siempre vas 5 minutos por detrás de la trama. Siempre hay algo que se te escapa. Algo que no logras asir ni conectar y que crees que te va a dejar atrás. Y sin embargo, a los 5 minutos eso ya lo has conectado. Pero hay otro cabo suelto que tomar. Así construye una trama, donde nada queda al azar. Donde todo tiene lógica y nada tiene explicación. Una trama en la que el espectador participa del juego sin saberse más reglas que las del cine clásico. Una trama que no sabes dónde va a llevarte. Hasta que como Jack Gittes llegas a Chinatown y te encuentras que estás perdido. Que has llegado al estado de la mente al que tiendes. Al estado de la mente del que no puedes salir.


 

Chinatown» entraría en la categoría de películas que me encantan..... Así, la primera vez que vi Chinatown en Paris me quedé con la sensación de despiste (por el idioma)...que he tenido que verla por segunda vez. Seguramente la veré una tercera, e incluso una cuarta, porque para entonces habré olvidado todo esto y me diré a mi mismo que todo indica que es un peliculón. Ante todo decir que, Chinatown estéticamente y visualmente es una auténtica joya. Todos los pasajes están bien y la película acierta en contadas ocasiones como homenaje al cine negro. Vamos que en el apartado de dirección Polanski ha estado insuperable. Y Chinatown es acertada en su mayoría, además de que no ha envejecido como se podría esperar (obviamente lo que intenta ser violento en el film hoy día no lo es). Y por último diré que el final es esplendoroso, realmente bueno.

 

 

Es una de las cintas mejor montadas que yo recuerdo... Vemos a Gittes enfurecido tras un encontronazo con un tipo en la peluquería. El peluquero empieza a contarle un chiste para calmarlo, hay un corte y en la secuencia posterior ya vemos a Gittes, distendido y sonriente, contando el chiste completo a sus colegas en su despacho. Es una magnífica elipsis. Otra estupenda secuencia premonitoria es el momento en que la señora Mulwray le pregunta a Gittes si una antigua cliente murió en el Barrio Chino, e irrumpe violentamente la llamada de teléfono....o la elipsis de humor negro del ojo morado de la mujer adúltera del maltratador y cornudo pescador cuando sale a recibir al detective Gittes, o el tropiezo accidental de la cabeza de la señora Mulwray sobre el claxon del coche frente a su casa, donde oculta a su hija, fruto del terrible incesto, que anuncia el desenlace fatal en el Barrio Chino, esta vez con la cabeza sobre el claxon como una nota sostenida del horror. La década de los 70 será recordada también por bandas sonoras inolvidables como Taxi driver o Chinatown, con una melodía dulzona y elegíaca que parece contener toda la tragedia en su aterciopelada composición. Es una cinta con la factura del noir clásico por sus ingeniosas elipsis, por los encadenados sonoros y visuales, por sus referentes clásicos, por la mordacidad de los diálogos, con un soberbio guión. El final en el Barrio Chino es antológico. La cabeza ensangrentada de la Señora Mulwray,( que ha recibido un disparo del intempestivo policía en el ojo), yace sobre el claxon del coche. El abominable Cross abraza a su hija y un estupefacto y desencajado Gittes es testigo del horror, del triunfo del mal, es uno de los más desoladores que yo he visto en el cine. Puede verse esta prodigiosa cinta también como el canto del cisne, como los últimos resplandores de un tipo de cine que no veremos jamás.

Conocida es la anécdota de los muchos enfrentamientos entre director y guionista..... porque cuando Polanski se interesó por el proyecto el guión preliminar eran 180 paginas confusas, y no tuvo más remedio que descuartizarlo, para enfado del genial guionista, en ella vemos al siempre fantástico Jack Nicholson, encarnando a un detective especializado en divorcios. También podemos ver al director John Huston haciendo un papel secundario, e incluso al mismo Roman Polanski haciendo una breve intervención. La película tiene la peculiaridad de que se empezó a dirigir sin saber el final, ya que nadie se ponía de acuerdo. Aunque Towne era el guionista principal, Polanski se las ingenio para modificar todo a su antojo, y gracias a ello tenemos uno de esos finales memorables de la historia del cine. Como venganza, la productora no puso el nombre Roman Polanski en los títulos de guionista. Lo cierto es que muchas producciones posteriores a Chinatown intentaron imitar su éxito, y de hecho todavía se imita hasta la saciedad, por ello puede que esta película parezca tan espectacular... Una noche oscura, un cigarrillo y una copa de whisky en la mano, una femme fatale y a disfrutar. Es imposible olvidar Chinatown. Después de su tragedia personal (la muerte de su esposa Sharon Tate a manos de la familia criminal de Charles Manson) Roman Polanski regresó a América para lograr esta obra de notable pulidez, en especial y para otorgar un trama al parecer de mucho peso (los problemas del acueducto angelino y de su chairman) a la que este director y su guionista supieron darle una profunda gradación psicológica y romántica a veces mal aprovechada en otras cintas del genero, pero que sin duda alguna alimentan esta obra y la llevan al lugar en que se encuentra.

 


Este hito del cine, no es recomendable únicamente por sus grandes actuaciones, su impecable diseño de producción, la nostálgica banda sonora de Jerry Goldsmith, y la ya mítica dirección del infravalorado director franco-polaco. Esta película es especial, como todo buen film noir deja mal sabor de boca.... es emotiva y cruda y no me cansare jamás de elogiar al igual que de disfrutar cada minuto de esta obra que a mi parecer esta y siempre estará en la cúspide del séptimo arte.