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CAMINO DE PERDICIÓN





 

 



 







Camino a la perdición, cuyo titulo en inglés es Road to Perdition, es una película dramática estadounidense de 2002, dirigida por Sam Mendes, y protagonizada por Tom Hanks, Jude Law, Paul Newman y Daniel Craig. La película está basada en la novela gráfica Road to Perdition escrita por Max Allan Collins e ilustrada por Richard Piers Rayner.​ Fue ganadora del Oscar a la mejor fotografía. Silencio, eso es lo que oiríamos en la enorme "Camino a la perdición" de no ser por la colosal y reiterativa banda sonora de Thomas Newman. El silencio que hay entre un padre y un hijo, el primero, uno de esos que llevan el sentimiento por dentro, que se nos advierte como alguien parco en palabras pero no corto en gestos de agradecimiento, y el segundo con la desazón que podría producir el llegar a creer que su padre nunca le dio un trato equitativo junto a su otro hermano. Y ese es el silencio que desentraña una relación dolorosa, emotiva y franca hasta el último segundo, una relación que, de vez en cuando, se va abriendo paso en base a cortos diálogos o cuestiones que surgen de la cabeza de los protagonistas y nos empapan con sus dudas, pensamientos e intenciones, haciendo que al final, uno llegue a comprender que había tras todos esos silencios, esos tiempos muertos de viaje hacía un nuevo destino, de escape, pero de reencuentro con el ser querido, con el único que en ese preciso instante podría insuflarte un poco de vida y desvelarte con un sincero gesto. Mendes construye así un relato de auténticas emociones donde la venganza sólo está en un primer plano, y se muestra como un mero trámite para alentarnos con esa emotiva relación padre-hijo. La ambientación y todos los exquisitos aspectos técnicos sólo contribuyen a que creamos que podemos volver a esa era donde los trajes de punta en blanco, los sucios disparos en el más recóndito rincón de Little Italy y los más inesperados sucesos pueden rodearnos sobre nosotros, sólo que retratado aquí con un sosiego muy distinto, pero con una sobriedad y un estilo patentes que impregnan cada edificio, cada gota de lluvia y cada minuto de modo impecable. La destreza del director norteamericano contribuye a hacer de "Camino a la perdición" una sublime delicia para todo aquel que se quiera dejar llevar de nuevo por cine negro soberbiamente culminado, alcanzando su cúspide en un par de secuencias durante su tramo final y dejando al espectador en un halo de magnificencia y sorpresa por ver tales momentos perpetrados con ese monumental pulso. Apariciones en el elenco como la de Newman y su increíble presencia, Baker o Craig son sólo una nota más para que la segunda cinta de Mendes se erija como un auténtico ejemplo de cine ejecutado con tacto, instinto y talento, mucho talento. Observar las contadas pero secas y cortantes apariciones de un Jude Law en estado de gracia, la pertinente forma de Hanks para palpar cada gesto y cada palabra, traduciéndolos en su personaje con mesura, pero gran intencionalidad y las abarrotadas calles de la gran ciudad en pleno hervor supone otro de los tantos alicientes para no perderse esta grandiosa joya del cine de gángsters.



 “Camino a la perdición” es, incuestionablemente, una de las mejores películas de cine negro en color. Suficiente, al menos, para concederle y ratificarle esas ocho estrellitas. Cualquier amante del género que se precie, así pues, disfrutará como un niño con el film de Mendes. Una película de gángsters, con tipos que fuman y beben whisky sin inmutarse. Con la misma naturalidad con la que vaciarían su cargador a costa de cualquier listillo que quisiera pasarse de la raya. Tipos con sombreros, trajes y zapatos de charol impolutos. Tipos sin escrúpulos que se mueven como peces en el agua en clubes de alterne, en lúgubres y enmohecidos almacenes, en fastuosos salones con muebles de marquetería, chimenea y piano de cola. Tipos de gatillo fácil, habituados a las gabardinas y a la lluvia sobre el asfalto. A berlinas negros y maletines repletos de billetes. Al jazz, a la nocturnidad y a la alevosía. Pero entre todo esto “Camino a la perdición” ofrece algo más. Una hermosa historia de amor paterno-filial, por ejemplo. Seca, áspera y austera, tal vez. Pero hermosa. Una historia magníficamente fotografiada y extraordinariamente interpretada. Narrada sin prisa, pero sin pausa. Con una sangre fría encomiable. Un verdadero festín, en suma, para todos aquellos a los que este género nos apasiona. Para todos aquellos a los que la simple mención de Al Capone, la ley seca o la matanza del día de San Valentín nos pone el vello como escarpias. Por si fuera poco, en “Camino a la perdición” interviene Paul Newman. Solo añadiré que no os perdáis por nada del mundo su último encuentro con Tom Hanks. Disfrutar de esa secuencia constituye motivo más que suficiente como para ver todo lo demás....¿Alguien necesita más razones?

Final cantado: aunque creí que el niño dispararía, a nadie le puede caber duda cinco minutos antes del "the end", de que Hanks va a morir en el último momento. Correcto diálogo final con su hijo. Se trata de una sorpresa en toda regla. Son pocas las ocasiones en las que los tiros pegan bien, pero en este caso no sólo no sobra ni uno de esos tiros sino que encuentro que hay acierto en el cómo, en el cuándo e incluso en el por qué. Todos los personajes son atractivos, el contexto, el cuadro, el ambiente recreado es asombrosamente correcto. Puedo afirmar que entre tanto tiro bien pegado hasta se me ha caído una lagrimilla. Y es que cuando las cosas están bien hechas hay que decirlo claro. Mi lagrima salió sincera y espontánea, como son esas cosas, acompañada de un suspiro, cuando en la escena de la muerte de Newman y bajo esa lluvia, con seis o siete tíos acribillados en el suelo, es capaz de alegrarse por que sea él, Hanks, el que se lo va a cargar.



 

 

 


Sam Mendes hizo con esta su segunda película, después de "American Beauty", un trabajo brillantísimo confirmando lo que se suponía, que es uno de los mejores directores jóvenes del cine norteamericano y que en él está puesto parte del futuro del cine comercial de Hollywood. "Camino a la perdición", no es superior a "American Beauty", solo intenta hacer un cine más estético, más cercano al arte en términos absolutos. Es bastante vergonzoso comprobar como esta cinta no estuvo nominada a mejor película cuando ese año ganó "Chicago"... pero de los señores de la Academia ya se sabe. El llamado nuevo Kubrick cuida como él la fotografía, resultando una joya en este apartado, además todos los aspectos técnicos son inmejorables. Las actuaciones son magníficas, particularmente Paul Newman, la que podría ser casi su última película. Jude Law y Tom Hanks están magníficos también. Como película es menos redonda que "American Beauty", cierto, pero los momentos sublimes de "Camino a la perdición" son de obra maestra. Por lo tanto irregular en conjunto pero sobresaliente en muchos momentos. No quiero entrar en comparaciones odiosas con una obra maestra del cine como "El Padrino". Eso sí, "Camino a la perdición" es por méritos propios uno de los mejores títulos de cine de gangster de los últimos quince años junto con "L. A. Confidential" y "Muerte entre las flores". No os la perdáis. Totalmente recomendada. Tras el gran éxito de crítica y público de "American Beauty" tres años antes, el gran director de origen británico Sam Mendes se enfrenta a la prueba de fuego de todo artista que ha vivido un gran triunfo, su confirmación. Y para pasar dicha prueba, Mendes nos regala este bellísimo poema sobre la venganza, la redención y la pérdida de la inocencia que es "Camino a la perdición". El director plantea este brillante film con un ritmo narrativo absorbente dentro de una poderosa historia con toques de tragedia griega, que recuerda un poco a las planteadas por Coppola en su trilogía de "El Padrino"; y para ello tiene la suerte de contar con las potentísimas interpretaciones de Tom Hanks y del veterano Paul Newman como el señor Rooney. El elenco de secundarios (destacar aquí a Jude Law, que se mete tanto en su papel que se le ve hasta físicamente repugnante, con un punto de animal carroñero que nunca le había visto en la pantalla). "Camino a la perdición" es una de esas grandes películas que se caracterizan porque se paladea mejor la segunda vez que se ve que la primera. MARAVILLOSA obra con tintes azabache dentro del género y de una impecable facturación técnica es sin lugar a dudas una de las cintas más sorprendentes de los últimos 20 años.





El ritmo narrativo dentro de una poderosa historia y las potentísimas interpretaciones, hacen de esta cinta un baño veraniego de lo más refrescante en cualquiera de las islas del pacífico. Hay una cualidad que tienen las películas de Mendes. Y es que te parece estar flotando por la atmósfera, mientras ves pasar el mundo a cámara lenta, pausadamente. Planeas por el aire, y una sensación de ingravidez te envuelve, mientras contemplas esta obra de Dios que es el mundo, o de la Naturaleza, o de cualquiera que sea la fuerza que la haya creado, como si fueses etéreo y hubieses sido invitado a observarla en toda su belleza y su crueldad. Una inyección sensorial para el espíritu, que se va abriendo paso suavemente hasta las sensaciones, las emociones y la razón. Podemos estar siendo testigos de los actos más terribles, de las amarguras más hondas, de los dilemas más asfixiantes, de lo más deleznable del ser humano. Pero incluso esos actos, esas amarguras, esos dilemas y ese horror poseen una pátina de inmaterialidad, de una especie de velo semitransparente que nos imbuye de comprensión, de reflexión serena. Puede que se deba a la fotografía que en ocasiones llega a lo hipnótico....Puede que se deba a la sedante música ensoñadora de Thomas Newman. Como si pudiésemos verlo todo desde los ojos de una divinidad comprensiva y contemplativa que no juzga ni condena. Que sólo se limita a seguir con reposada pena y compasión las complejas andanzas de esas raras criaturas que somos las personas. La redención es posible, cuando se elige la opción con la que uno se siente en paz consigo mismo y con su conciencia. A veces, para llegar a ella, hemos tenido que llegar hasta el fondo en el fango en el que hemos vivido, luchando por empujar lejos del lodo a esos seres amados que aún tienen una oportunidad.
 
No es la primera vez que hablo de la actitud del hombre movida por el interés y lo que pueda afectarle... Aquí asistimos a un claro ejemplo, una matanza, una sangría, por el dinero, que es lo que mueve Washington. Mira que Promesas del Este, me gustó mucho, pero hay gran similitud con la figura del hijo, en este caso, Daniel Craig, que hace de heredero de Paul Newman, el cual está espectacular, una lección de quietud, sentimiento ante la cámara, es un buen trabajo que da glamour e incita a verla, es un actor que atrae al público. Tom Hanks, aunque en cierta medida forma un colosal perfil, debido a que vemos en su hijo la experiencia que él también padeció. Vemos cómo se va enterneciendo poco a poco, en un principio lo único que sabe de sus hijos es su nombre. Es una vida marcada desde niño a la imposibilidad de cambiar, la nueva vida de Michael, se debe a la envidia parental. Suele pasar....¿A qué precio?....Jude Law, que es más un reclamo, que otra cosa, no es que diga que lo haga mal, o que sea mal actor, sólo que su papel no le permite lucirse. En general, peliculón, es mi tipo preferido de historia de gangsters, tiros, muertes, sorpresas, aun faltando la presencia femenina, y cómo no el momento lágrima con el abrazo padre e hijo. Camino a perdición es una extraordinaria película, la cual hay que visionar varias veces para poder saborear todos esos ingredientes cinematográficos que ha tenido que manejar el director para obtener un grandioso resultado.



Un argumento de un peso majestuoso y un guión perfectamente llevado a cabo, la historia es larga, pero se te pasa de forma breve, porque lo que se cuenta bien nunca parece excesivo. Esas 6 semanas que pasa el narrador de la historia con su padre las vivirá de forma intensa y por fin conocerá a su padre, el cual se mantenía distante de él con relación a su hermano menor. La fotografía es perfecta, aprovechando el tema de la mafia y la corrupción de los años 30, las escenas más importantes se han rodado todas de noche a excepción de la última. De esta forma consigue la tensión que requieren las escenas en cuestión. Los movimientos de cámara y los primeros planos os recomiendo que lo veáis detenidamente, porque aumentan considerablemente la importancia de muchas escenas. La banda sonora es muy melancólica acorde con la historia que nos narran, perfecta en su montaje y ejecución. No lo sabíamos entonces, pero aquel 1999 estaba destinado a pasar a al historia, aunque sólo fuese (¿sólo? ¿he dicho sólo?) por presentarnos a dos de los mejores autores cinematográficos del nuevo siglo que estaba al caer. Dos películas: El sexto sentido y American beauty. Dos nombres: M. Night Shyamalan y Sam Mendes. Uno indio y el otro inglés. Y los dos capturando la sociedad americana mejor que cualquier americano. Aunque su carrera descarrile y se vuelva horrible, Mendes siempre será especial para mí debido a american beauty, aunque no la escribiese él. Puede que sea la única película de la que yo podría hablar horas y horas sin parar y todavía seguiría sin poder expresar del todo lo que significa para mí. Por éso tenía que llegar el momento de echarle el ojo a Camino a la perdición, aunque he tardado. Y ya lo lamento, porque la experiencia ha sido extraordinaria.

 

 

 


 
¿Quién sería el geniecillo que decidió estrenar esta historia en verano, entre superproducciones multipresupuesto... Si hay algo que destaca de Camino a la perdición (bueno, destacan muchas cosas) es su academicismo. Todo parece calculado para ganar cuantos más Oscar mejor. El trabajo técnico está cuidado al milímetro, la fotografía magistral, los actores todos impecables .... todos. Law, Hanks, Newman, el niño Tyler Hoechlin... y Mendes filma con la confianza, la elegancia, y la efectividad de un grande. Y la historia, dramática como la que más y con reminiscencias de mucho cine negro, es de esas clásicas de toda la vida que tanto gustan a todo el mundo. Pero, como digo, alguien en Dreamworks la cagó con la fecha de distribución, y Camino a la peridción se quedó compuesta y sin casi nominaciones al Oscar. Una lástima, pues sin duda merecía haber ocupado el lugar de chicago entre las cinco candidatas Resulta indescriptible ver juntos a dos de los mejores actores de la historia, como tom Hanks y Paul Newman, y encima acompañados del mejor Jude Law que servidora ha visto. Y Stanley Tucci. Y Ciarán Hinds. y Daniel Craig. y la música de Thomas Newman, espléndida, que a veces recuerda a la que compuso para American beauty y a veces suena como Gangs of New York. Y por encima de todo una maravilla del cine, en la que todo encaja a la perfección, y que emociona, sobrecoge y apasiona a partes iguales.



Es precisamente su exquisita cinematografía lo mejor de la película. Es de esas que solo se ven una vez al año Tan buena es, que solo por observar el grano y las tonalidades del film, la elegantísima fotografía con sus verdes y ocres oscuros y sus lluvias, la composición de sus planos, el movimiento de la cámara o el desarrollo de algunas de sus secuencias ya merece la pena. El tono de cine noir está conseguido con una belleza absorbente y fascinante llena de lirismo y delicadeza. Sin embargo hay varias una razones por las que "Camino a la perdición" no ha conseguido entrar en la vitrina de las enmarcables obras maestras del cine de gangsters como sí lo lograron "El padrino" I y II, "Los intocables" o incluso las cintas de Scorsese. Pero no cabe duda que de que es una muy buena película...

 

"Camino a la perdición" será recordada siempre por la belleza de sus planos ...

 

!!QUE GRANDE ES EL CINE!!