ESPERO VUESTRA

OPINIÓN

 

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BUENOS DÍAS

 Y

 BUENAS NOCHES

 

 

 

 

 

 

 

 

Inteligente crítica sobre el mundo de la televisión como medio de información....

!!Genial!!.

 

 

El duro enfrentamiento entre el senador Joseph McCarthy y el presentador de televisión Edward R. Murrow y el Comité de Actividades Antiamericanas es el hilo conductor de esta interesante película, segunda como director de George Clooney en la que realiza una crítica muy inteligente sobre el mundo de la televisión como medio de comunicación y entretenimiento. Edward R. Murrow (interpretado por David Strathairn) fue acusado de ser comunista por el senador McCarthy en plena caza de brujas. Todo el que lo fuera o conociera a alguien de esas tendencias políticas corría el riesgo de ser detenido, e incluso podía perder su puesto de trabajo. Murrow se defendió valientemente en una serie de discursos donde hacía gala de un pensamiento crítico ejemplar y una gran habilidad como orador. Han quedado en la memoria del espectador los momentos en los que Strathairn, con la cabeza ligeramente vuelta hacia la cámara y una mirada a la vez seria e incisiva pronuncia unos discursos en los que no sobra ni una palabra. El control facial, las pausas que efectúa mientras habla con voz tranquila pero firme y la forma en que de vez en cuando mira hacia abajo echar un vistazo al guión del programa hasta que pronuncia la célebre despedida "buenas noches, y buena suerte", le dan al personaje el color y la fuerza emotiva que nos hace agradecer que este rodada en un elegante y sobrio blanco y negro, muy al estilo de las películas de esa época. La cinta transcurre a ritmo de blues, cuyas notas se enredan en el aire con las indolentes volutas de humo de esos cigarros que nunca se consumen. Por otro lado, la manera en que están retratados los escenarios, como el plató y la sala de realización, con contratados claroscuros y una extrema precisión de encuadre donde el movimiento de los personajes está estudiado escrupulosamente, hace parecer al espacio algo oscuro e inexpugnable a la vez que le confiere respeto. Con un reparto de muchos quilates, con actores de la talla de Robert Downey Jr., Patricia Clarkson , Ray Wise,.Jeff Daniels... No está claro si es deliberado o no por parte de Clooney, pero llama la atención el siguiente hecho: en un momento de la cinta hay un plano de un televisor que están viendo algunos personajes, y bajo la pantalla se lee "Westing House", que es justamente la empresa a la que cuarenta años después estuvo a punto de ser vendida la CBS debido al escándalo con la tabacalera Brown & Williamson, denunciada por el doctor Geoffrey Wigand por introducir en los cigarros un ingrediente nocivo para la salud, tal y como describe la película "El Dilema", de Michael Mann.

 

 

 

 

Por otro lado, dada la atmósfera marcadamente anticomunista, es irónico y admirable que el mensaje de despedida del programa de Murrow fuera tan generoso como para desear al espectador buenas noches, y buena suerte. George Clooney, en su segunda incursión como realizador nos ofrece un filme directo, sin concesiones y que sabe muy bien lo que quiere. En ese aspecto sin duda, al periodista Edward Murrow, figura en la que se basa la historia, le hubiera gustado esta propuesta. Y es que la película no se anda con rodeos ni adornos innecesarios. Casi teatral, rodada en blanco y negro, con diálogos bien medidos, concisos y con escaso humor. Sin apenas subtramas, la cinta es una crónica periodista, que narra los hechos de la historia que nos cuenta con vocación documental, con un buen plantel de secundarios que sólo pueden arropar a la figura central, no al actor principal, sino al actor. Con mayúsculas. Porque David Strathaint no interpreta a Murrow, es Murrow. Sólo su mirada, su voz  sobrecoge, llena, gobierna la pantalla. Es una interpretación soberbia, ajustada, contenida, creíble, interpretación en estado puro y sin destilar. La recreación del ambiente televisivo y periodístico de los años 50, el miedo que se palpaba en la sociedad de la época hacia la Caza de Brujas del Senador McArthy, se describe desde la perspectiva de los periodistas de la CBS y de la redacción de Murrow. Es por tanto, una descripción limitada a un solo punto de vista. Todo transcurre en la sede de la CBS e incluso las apariciones de McArthy, incluyendo aquella en la que se defiende de Murrow acusándole de comunista, no están interpretadas por un actor sino que están sacadas de archivos de los años 50, tal es la búsqueda del realismo por parte de Clooney. Y Clooney no oculta sus opciones porque no presume en ningún momento de neutralidad ante los hechos ni falta que le hace. La película no deja de ser un homenaje a la libertad de expresión e información, al periodismo, al necesario cuarto poder, la reflexión de cómo este cuarto poder no sólo debe limitarse a ser testigo de la noticia y notario de la actualidad, sino que debe ser un buscador de la verdad, aún si esa verdad provoca cambios es la sociedad a la que informa. En mi opinión personal es una reflexión que comparto, que considero válida en cualquier momento y lugar. Pero es que independientemente de cualquier opinión o reflexión, y al margen de cualquier mensaje, "Buenas noches y buena suerte" es una magnífica película, que demuestra lo alto que puede apuntar George Clooney como director. También demuestra, sin duda, lo grande que es David Strathaint como actor.

 Buenas noches y buena suerte" es la mejor película histórica que existe sobre la historia de la TV. El mejor cine histórico es, para mí, como en la novela histórica, aquel que nos permite hablar de hoy a través de una historia del ayer. Nadie ha reflejado como Clooney el gran dilema de este medio: a quién se dirige y quién es su cliente, y queda patente en ese diálogo entre Murrow y el presidente de la CBS. Para que nosotros lo juzguemos.

 

 

 

 

La cuestión que plantea el temerario Ed Murrow se refiere al valor, al derecho a pensar diferente, a la dignidad humana, todo eso que va más allá del periodismo, porque es una obligación intelectual, no una mera cuestión técnica del uso de la TV. Es ahí donde más nos duele, porque los periodistas de hoy, no todos, pero sí muchos, no han asumido sus obligaciones intelectuales, que es tanto como decir, de pensar. A veces los periodistas son como los maltratadores físicos, se atreven con los débiles, pegan a los niños, a las mujeres, pero nunca se meten con los poderosos. Aquí no hay ningún Murrow que diga eso de "Buenas noches y buena suerte". Y lo que es peor: tampoco hay nadie que quiera serlo. Cobardes. Una obra de arte. Una lección de integridad y un ejemplo a seguir. Un vapuleo a los más famosos locutores del orbe hispano (que inundan las ondas por las mañanas). Un zarandeo a nuestras conciencias adormecidas. Esta película ha debido meter el miedo en el cuerpo a más de un político, de éste y de otros países. Una luz de esperanza en un mundo de "hedge funds" y bancos en quiebra. Un mundo de rescates de impúdicas empresas privadas con el dinero de todos. Puede que la película guste más o menos; puede que la interpretación del reparto sea la más o menos adecuada; puede que la elección del blanco y negro sea más o menos acertada y puede que el hecho de no contextualizar históricamente aún más la película para aquellas personas cuyo conocimiento sobre historia contemporánea y actual no sea el más amplio No soy de ese tipo de personas que mira primero el número de reconocimientos que tiene una obra para acercarme a observarla. Prefiero hacer mi propio juicio. Pues bien, como critico de cine e historiador, he de decir que, para mi profesión, esta ha sido la mejor película que ha podido llegar a mis manos, pues el señor Edward R. Murrow no ha hecho más que confirmar una realidad:

 

 

 

La televisión podría ser un medio fantástico para educar a la población e informar de manera éticamente correcta, pero no es más que una forma de entretenimiento y manipulación. Para mí, una de las mejores historias que se podrían llevar a la gran pantalla. El único pero que pondré a este exquisito film reside en la necesidad de conocer a fondo la sociedad americana y la historia de la "caza de brujas" y el senador MacCarthy para comprender en totalidad la película y todo lo que esta trae consigo en un primer visionado. David Strathairn genial, guión y subtramas (la dirección de la CNB, la pareja que convive en el trabajo, el presentador amargado del telediario...) ejemplares, fotografía espeluznante, banda sonora servida en bandeja de plata. La mejor película que he visto este año. Rica, inteligente, sensual  y completamente llena de cine a pesar de utilizar la televisión como núcleo. Es lo que tiene el cine. ¿Podríamos pedir a la televisión que se comportara así con el cine? Si no es posible pidamos que se comporte mejor con ella misma. Enhorabuena Mr. Clooney. Sin duda una de las grandes películas de este año, atrapa desde el principio y deja con ganas de mas..... ahora que está tan de moda criticar las películas por su duración nos encontramos con esta pequeña maravilla ilustrativa sobre un episodio de los más oscuros en la historia del siglo XX en EEUU. Qué pena que se estrene en tan pocas salas, aunque teniendo en cuenta que no tiene sustos ni persecuciones a toda velocidad ni diálogos forzados eso es casi hasta normal. Imprescindible para los amantes del buen cine. George Clooney nos introduce en el ambiente de los primeros tiempos del periodismo televisivo durante los años 50 estadounidenses. El hecho de que la película sea en blanco y negro no debe echarnos para atrás, ni mucho menos, pues es lo que le da ese toque de documental y es ese detalle que hace que nos sumerjamos en plenos años 50. La película está extraordinariamente bien desarrollada. Quizás, si no estás bien documentado sobre el tema o, simplemente, no te atrae la famosa «caza de brujas» del senador McCarthy, la película no te diga nada.... Sin embargo, si esto no es así y te atrae ese período concreto de la historia, merece la pena verla Además, si estás estudiando periodismo por vocación y lo tuyo es el periodismo político y la controversia política, te va a encantar. Dos películas le han bastado a George Clooney para acrecentar celos y envidias. A su éxito evidente y justificado entre personas de ambos sexos, habrá que sumar a partir de ahora su faceta como director. Con cintas como Buenas noches, y buena suerte, el futuro del cine USA queda asegurado, y se confirma una tendencia: cada vez son más los actores que, ante la escasa calidad de los guiones que reciben, deciden llevar a cabo sus propios proyectos. Se lo agradecemos.

 

Uno puede pensar que con "Confesiones de una mente peligrosa", George Clooney apostaba sobre seguro al apoyarse en un guión del cotizado Charlie Kaufman, pero gracias a un gran manejo del sarcasmo, conseguía salir airoso del equilibrio entre comedia y drama. Incómoda, llena de vaivenes, ya revelaba ambiciones estéticas y una temática poco complaciente. La verdad y el espejismo le servían para reflexionar sobre la importancia del otro en nuestras aburridas existencias, denunciar la televisión basura y el terrorismo de Estado. Su estilo recordaba a los Coen y a Soderbergh, y su espíritu se acogía más al cine independiente que al comercial. El cartoon humano de esta paranoica ficción recayó en Sam Rockwell, que aprovechó la ocasión para realizar la mejor interpretación de su carrera hasta la fecha. Ahora, de la mano de de unos espléndidos David Strathairn y Frank Langella, elogia, con aire de fábula, el espíritu independiente de un periodismo que todavía creía en su función educativa y resistía las presiones de los políticos y anunciantes. Íntima en su manufactura – el blanco y negro aleja toda retórica -, épica en su significado, el discurso es rico, conciso, exacto, objetivo, como la profesión. Señala, a partir de una atmósfera melancólica y nostálgica (jazz y cigarrillos), las fallas del sistema para mejorar su salud ideológica. Buenas noches, y buena suerte supone una victoria de la decencia, las libertades y los derechos civiles frente a la fantasiosa caza de brujas de McCarthy. Con un riguroso material de archivo y un montaje basado en réplicas y contrarréplicas,  Clooney aísla tanto a sus personajes, que nuestra implicación emocional corre el peligro de evaporarse, pero es esta falta de modestia la que acaba por descubrirnos la discreción de un talento genuino que habrá que seguir con expectación. Sobre esas tres cosas, que aquí son sinónimos, trata esta brillante y concisa película de George Clooney. Ambientada en la época de la caza de brujas, Clooney retrata de forma magistral el ambiente de tensión reinante en los medios de comunicación ante la amenaza maccarthista. El tono de Buenas noches, y buena suerte es casi documental, echando mano de material original y combinándolo con un hilo argumental de carácter exclusivamente político y periodístico, sin subterfugios baratos, en un sincero empeño por llegar al fondo de un asunto tan peliagudo. La película de Clooney es una dura crítica a los Estados Unidos y su época más oscura, cuando el país se convirtió en una dictadura oculta y consentida. La dirección es de una extrema sobriedad, densa y precisa como su historia. Las actuaciones son excelentes, sobre todo Strathairn, sencillamente impresionante. La propuesta de Clooney es arriesgada, valiente, pero se nota en ella el gran trabajo que hay detrás e incluso se respira el espíritu de aquellas personas que decidieron hacer de la palabra un instrumento frente a la opresión y la mentira. Interesantísimo trabajo, gran película, posiblemente la mejor sobre el tema.

 

 

 

Apasionante película sobre la libertad de prensa, el activismo político y la integridad. Uno podría pensar que George Clooney es sólo otro mas de Hollywood, pero aquí se descubre como un inteligente guionista que escribe con el corazón. Utilizando la caza de brujas de McCarthy como excusa, Clooney en realidad lleva a cabo un discurso directo, breve, sobre la corrupción del periodismo y la caída libre de la televisión. El aquí impresionante David Strathairn nos clava a fuego con su discurso el idealismo de una ciudadanía que se quiere liberar, que se encuentra subyugada por las luces estúpidas que surgen de una caja, que sufre en su aislamiento sin saber muy bien por qué. También nos martillea con una oratoria sublime los principios del libre pensamiento, de la independencia política, del juicio crítico. No puedo ser objetivo: estos son temas que me apasionan, como también me ha apasionado la película. Noam Chomsky debe haber disfrutado de lo lindo con ella. Jamás, y digo jamás, el periodismo que dependa de la publicidad podrá ser considerado fiable. No se trata de que mienta, sino de que jamás podrá salirse de los pasos de baile que marca la música del mercado y el ritmo del pensamiento único. Temas tan obvios y denunciables como la caza de brujas resultan una auténtica pesadilla para aquellos periodistas que quieren denunciarlos. En la película (basada en una historia real) se ve claramente: la presión de los anunciantes es mucho mayor que la del gobierno. Y, bueno, ya ni hablar de otros temas más polémicos que no resulten tan obvios: ni siquiera se llegan a considerar. El futuro, pues, se encuentra en Internet donde fácilmente se pueden publicar todo tipo de noticias a bajo coste y con publicidad no comprometedora. Aparte de su carga activista, Clooney vuelve a demostrar que es un gran director. Lo digo completamente en serio: puede que estemos ante un futuro peso pesado. Ya, es duro aceptarlo, yo también le he visto anunciando trajes. Pero, demonios, se ha hecho mayor...Y esas acusaciones de que su debut se lo hizo Soderbergh... demuéstrenlo, caballeros, y no me sean como McCarthy. Clooney emplea aquí un tempo preciso, breve, directo. A muchos se les antojará que quedan muchas cosas en el tintero, pero creo que se debe al compás implacable de la película. Cada línea de diálogo, cada discurso de Strathairn, cada canción cae como un martillazo.

 

 

 

 

 

Alguien dijo alguna vez que la historia universal, la de los hombres y sus acontecimientos no debía ser estudiada, contemplada con una cronología lineal, recta, uniforme, sino como un flujo de hechos y personajes circular, cíclico, por ende repetitivo. Lo que ayer sucedió mañana se repetirá, no en sus idénticos actores ni locaciones, ni siquiera en sus mismos contextos mundiales sociales y culturales, pero si en su concepto, en su esencia. Es así que lo que 60 años atrás fue persecución, paranoia e instalación del temor, una limitación de las libertades individuales y de la libre profesión de culto o creencias, como lo denunció estoicamente Edward Murlong, interpretado por David Strathairn, 500 inviernos antes en el continente europeo fue una caza de brujas contra las mujeres que por el banal indicio de rumores, comentarios eran acusadas y ejecutadas en la cruel hoguera de participar en extrañas reuniones y practicar el uso de actividades paranormales, con el solo fin de restringir un esbozo de liberalismo femenino y continuar con una indiscriminada sumisión que las obligaba a agachar la cabeza ante el maltrato del hombre y la aceptación de crueles normas y reglas que la colocaban en un escalafón inferior en la creación. Aunque hoy la hipócrita opinión pública la conciba como practicas medievales, una demostración de una sociedad irracional y bárbara que quedo en el pasado, el control de las masas y de los individuos a la vez hoy continua su efectiva labor. Luego millones de personas fueron monitoreadas a través de la internet y las fotos satelitales con el fin de develar aquellos que planean en los distintos países de occidente organizar ataques terroristas. Esto, en su punto justo no seria una mala medida, pero tal como en la década de los 50 dicho control atravesó las barreras de lo tolerable y todo aquel con rasgos árabes o vestimentas no convencionales, costumbres distintas y opiniones diferentes es considerado digno de revisión y claramente controlado, perseguido, acosado con el fin de someterlo a la irremediable asimilación y adaptación del individuo con la sociedad que lo rodea o su expulsión definitiva. De esta manera, la denuncia de Murrow, la cual útilmente restringió al paranoico y totalmente xenofóbico senador McCarthy, se vuelve contemporánea hoy día y aplicable a las prácticas de George W. Bush y Jean-Marie Lepan, entre otros, actuales figuras representativas de una elite que se sucede en sus tradiciones a lo largo de la historia y como siempre ha buscado controlar, sofocar los movimientos masivos e independientes de los estratos menores de la escala social. Lo mas triste es que se repitan los opresores pero no los idealistas, los buscadores de la verdad, los informantes de pura cepa, los apasionados de la igualdad, en fin los Edward Murrow, una especie en extinción por causa de su anunciada concentración de los medios en las pocas manos que los grupos corporativos representan.

 

 

 

Contundente y llena de valores de moralidad incontestable sobre la libertad ante la paranoia de muchos regímenes políticos. Extraordinario David Strathairn y todo el elenco. Maravillosa fotografía en blanco y negro. Que gran banda sonora basada en Jazz y con Diane Reeves. Sin embargo la película es grande por su magnífico guión. De hecho es una película que se sustenta en la palabra y en actores declamando: "Nos proclamamos como defensores de la libertad. McCarthy no ha creado el miedo, pero lo ha explotado como pocos" ¿Y qué decir de Clooney? Que lo hace casi todo bien? Pues enhorabuena. Una de las mejores películas de la primera década del siglo XXI..... Por cierto, la película no ganó ningún oscar, siendo una gran película...injusticias de la Academia. Este film que se desarrolla en el contexto de los años 50, en plena Guerra Fría con un Estados Unidos temeroso de la expansión de los comunistas en el mundo, lo que los llevo a tomar medidas en contra de cualquier sospechoso de tener algún lazo con los “rojos”. Por eso un periodista de la CBS, a través de su programa de televisión, concienzudo de la situación que sucede en el país, comienza una autentica lucha contra la “cacería” muchas veces infundada que se daba en contra de algunas personas por sus supuestos lazos comunistas. Dichos programas lo llevan a tener un conflicto con el senador Joseph McCarthy, un pilar fundamental en la lucha contra el comunismo, un hombre que había acusado a decenas de trabajadores de ser de izquierda. Good Night, and Good Luck es una película dirigida de forma excelsa por George Clooney que muestra sus mejores dotes como realizador, un film de apenas 90 minutos pero sustancioso en su contenido, donde se cuenta lo que se desea contar y no redunda en cosas poco importantes. Sin duda alguna, es una película elegante, con una bellísima fotografía, actuaciones de primera y un desenvolvimiento esplendido, poco que negarle a una obra de culto, tan bien realizada y presentada.

 

 

Magnífica recreación de la tristemente famosa caza de brujas, La atmósfera propia de los años 50 está plasmada con maestría, tanto por el blanco y negro que ayuda a situarnos en aquellas fechas como por los hábitos de fumar y beber muy presentes en ciertos ámbitos profesionales, como si estos vicios fueran lo mejor de la vida. Asimismo, la estética es perfecta, al conseguir la impresión de estar ante un documento histórico verídico en lugar de en una proyección cinematográfica. A ello contribuyen tanto las imágenes reales insertadas en el relato como las impecables interpretaciones de absolutamente todo el elenco de actores, muy metidos en sus respectivos roles y muy comprometidos con el proyecto. Dado el aire de verosimilitud que Clooney ha querido conferir al film, el desarrollo de la acción es lento, pues se limita a una narración de ciertos hechos acaecidos en un programa de la CBS que decidió oponerse al régimen autoritario del senador McCarthy, en un canto a la libertad de expresión y una condena al abuso de poder.

En definitiva, una producción de alta calidad que merecería ser premiada con varias estatuillas en la edición de los Oscar, pero que posiblemente la pasión que ha desatado "Brokeback Mountain", se interpuso ante esta obra maestra del cine....

!!Bravo Mr. Clooney".

 

 

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